Por Sebastian Zavala
Publicado: 11 de mayo del 2021
Luego de haber estado tantos años sumergido en el mundo de los superhéroes de DC —y luego, por supuesto, de entregarnos el tan esperado “Snyder Cut” de “La Liga de la Justicia”—, Zack Snyder ha regresado al mundo de los zombies. Pero a diferencia de su sólido remake de “El amanecer de los muertos”, “El ejército de los muertos” se siente como una propuesta un poco más moderna, enfocada tanto en entregarle una experiencia entretenida al espectador, como en desarrollar una nueva franquicia para Netflix, que incluso ya cuenta con una precuela (que terminó de filmarse hace unos meses), y una serie de anime. Ya que el Universo DC terminó por decepcionar a Snyder, el famoso director decidió crear su propia saga (con muertos vivientes y harta sangre). Nada mal.
Curiosamente, además, “El ejército de los muertos” se siente como la película más “ligera” que haya hecho Snyder hasta ahora (tan liguera como una película de zombies puede ser, por supuesto). Mientras que su Superman y Batman se tomaban muy en serio a sí mismos, protagonizando filmes inspirados por la mitología mundial, en donde muy pocas escenas se llevaban a cabo de día y los colores siempre estaban desaturados, “El ejército de los muertos” se siente como un filme más convencionalmente entretenido, con más one-liners (o frases lapidarias), chistes (¡sí, en una película de Snyder!) y personajes con personalidades exageradas. No, no tenía por qué durar dos horas y media (la autoindulgencia es algo que Snyder no ha sido capaz de superar, lamentablemente), pero igual resulta sangrientamente divertido y absurdamente intenso. No es arte, pero tampoco pretende serlo.
“El ejército de los muertos” se lleva a cabo en un futuro cercano, donde una infección zombie, que comenzó en el desierto de Nevada (suceso que podemos ver en el prólogo de la película), ha sido contenido en la ciudad de Las Vegas, rodeada ahora de muros y containers que evitan que los no-muertos se escapen. Nuestro protagonista es Scott Ward (Dave Bautista), un ex-soldado que se encargó de salvar a mucha gente de la infección zombie, pero que desgraciadamente tuvo que matar a su esposa luego de que fuera mordida por una de las criaturas. Ahora, se dedica a trabajar en un restaurante de hamburguesas, arrepentido de algunas de sus acciones pasadas, y alejado de su hija, Kate (Ella Purnell).
Las cosas cambian, sin embargo, cuando es contratado por un millonario llamado Bly Tanaka (el gran Hiroyuki Sanada, más desperdiciado acá, incluso, que en “Mortal Kombat”), quien la ha pedido que se infiltre en Las Vegas para meterse a uno de los casinos más grandes de la ciudad, y robar una de las bóvedas llenas de millones y millones de dólares. Para eso, Scott arma un equipo compuesto por Vanderohe (Omari Hardwick), un amigo de años; Cruz (Ana de la Reguera), con quien estuvo a punto de tener una relación un tiempo atrás; Ludwig Dieter (Matthias Schweighöfer), un experto en abrir bóvedas; Lily La Coyote (Nora Arnezeder), quien conoce la ciudad y sus casinos a la perfección; Marianne Peters (Tig Notaro), una piloto de helicópteros, y Mikey Guzmán (Raul Castillo), un influencer experto en asesinar zombies.
Pero como las cosas no pueden salir bien siempre, nuestros mercenarios se encuentran rápidamente con una sociedad de zombies sorprendentemente avanzada, que cuenta con un líder, su Reina, y miles de guerreros que los estarán persiguiendo mientras tratan de infiltrarse en el casino. Además, Kate termina siguiendo a Scott, ya que está empecinada en encontrar a su amiga Geeta (Huma Qureshi), quien entró a la ciudad en busca de dinero para poder escapar y encontrar un futuro mejor, pero no ha regresado. Lo peor, sin embargo, es que Las Vegas está a punto de ser bombardeada por el gobierno con una bomba nuclear, por lo que tienen muy poco tiempo para poder cumplir su misión y salir con vida de este lugar infestado por zombies.
Uno de los aspectos más consistentes de “El ejército de los muertos” es el world-building. Queda claro desde un inicio cómo fue que los zombies comenzaron a multiplicarse en Las Vegas, y queda claro, también, cuál es el estado del mundo en el que viven nuestros protagonistas. Hay algo de comentario social en la manera en que muchas de las minorías son tratadas —especialmente aquellas que viven en los campos de voluntarios en Nevada—, pero no es nada que esté demasiado bien desarrollado; después de todo, el foco de la película está en el atraco del casino, y en la relación entre Scott y su hija. Agradecí, de hecho, la inclusión de un pasado trágico para nuestro protagonista, así como del objetivo secundario que tiene Kate en Las Vegas; son elementos algo estereotípicos, sí, pero le otorgan una dimensión adicional a una historia potencialmente previsible.
Como se mencionó líneas arriba, además, “El ejército de los muertos” resulta entretenida precisamente porque se trata de la película más ligera que haya hecho Snyder hasta el momento. Consideren, si no, un flashforward falso bastante gracioso, donde vemos a nuestros protagonistas imaginando cómo se verían a sí mismos entrando a Las Vegas. O el personaje de Dieter, que cumple el rol de “alivio cómico” (con gritos desesperantes y risas incómodas, lo cual no siempre funciona), y hasta desarrolla una amistad sorprendentemente creíble con Vanderohe. Sí, definitivamente se trata de un thriller de acción lleno de violencia y tripas, pero no resulta tan desconsolador y cínico como “El amanecer de los muertos”, del mismo Snyder.
Lo cual está muy bien, ya que la trama no es uno de los puntos fuertes de “El ejército de los muertos” —si se hubiera tomado más en serio a sí misma, hubiera sido más difícil suspender la incredulidad durante algunos de los momentos más absurdos de la película. Fuera de Scott y Kate, además, los miembros del equipo de atraco son bastante estereotípicos —tenemos a la Mejor Amiga, el Influencer Superficial, el Soldado Antipático, la Chica Ruda, y más—, y muchas de las secuencias de acción se extienden más de lo necesario, lo cual sirve para explicar la duración excesiva de la película. Considerando lo sencilla que es la historia, y el hecho de que, como en toda película de zombies, asumimos que la mayoría de los personajes no sobrevivirán (esto no es un spoiler; ¡es parte ya de este subgénero!), “El ejército de los muertos” no tenía por qué durar dos horas y media. Con media hora menos de metraje, se hubiera convertido en un thriller eficiente, sin grasita.
Lo cual no quiere decir que la película no funcione, especialmente para quienes sean fanáticos de Snyder. Todo lo contrario, de hecho. A diferencia del “Snyder Cut”, “El ejército de los muertos” no abusa de la cámara lenta, utilizándola únicamente durante momentos precisos, cuando resulta más impactante. Y esta vez, Snyder cumple también el rol de director de fotografía, utilizando lentes con poca profundidad de campo, lo cual hace que muchos de sus planos cuenten con fondos borrosos. Esto le otorga un estilo visual muy particular al filme, que de repente no será de gusto de todos, pero que ciertamente le permite aprovechar muy bien los primeros planos de rostros, así como planos medios con cámara en mano que se sienten casi surreales. Súmenle a esto una utilización del color más considerable que en cualquiera de sus películas para DC, así como algunos momentos de gore asqueroso (¡no se olviden del tigre zombie!), y “El ejército de los muertos” se convierte rápidamente en una de las películas más visualmente interesantes (y menos excesivas) de la filmografía de Snyder.
No obstante, muchos aspectos que previamente habían funcionado en alguno de sus filmes anteriores, se sienten algo flojos en “El ejército de los muertos”. Por más de que a Dave Bautista se le salga el carisma por los poros —y sea capaz de dar interpretaciones dramáticas impresionantes, si es que está bien dirigido; chequeen su trabajo en “Blade Runner 2049”—, no logra otorgarle una personalidad muy interesante a Scott. De hecho, se trata de un protagonista bastante aburrido, y Bautista sufre durante las escenas de mayor emotividad, en donde no logra transmitir de manera muy convincente el dolor que supuestamente está sintiendo al recordar algunos de los eventos de su pasado. El resto del reparto está bien —será interesante ver a Matthias Schweighöfer de regreso en la precuela, y la francesa Nora Arnezeder logra trascender los clichés inherentes al rol del Coyote—, pero Scott no logra convertirse en un protagonista interesante o siquiera memorable.
“El ejército de los muertos” es un blockbuster interesante —claramente se disfrutaría mejor en una sala de cine, pero será visto por la mayoría de espectadores en la comodidad de sus casas. Es autoindulgente, demasiado largo (nuevamente; ¿dos horas y media?), y el world-building resulta más intrigante que la trama. Pero a la vez, está lleno de secuencias de acción impactantes y bien coreografiadas, harta sangre, gags divertidos, y uno que otro personaje secundario simpático. No se siente tan excesivo como algunas de las cintas previas de Snyder, pero a la vez, pudo ser más breve e ir directo al grano. En todo caso, “El ejército de los muertos” termina siendo una cumplidora primera entrega para lo que, aparentemente, se convertirá en una gran franquicia para Netflix. ¡Habrá que ver qué tal les va con la precuela y la serie animada!