Por Sebastian Zavala
Publicado: 14 de enero del 2017
Ya leyeron mi crítica de House of the Dead (espero). Ya saben qué esperar de Uwe Boll. Pero si creían que dicha “obra maestra” del terror zombie era lo peor que podían ver de este infame director alemán, pues están equivocados. Para muchos, su peor película, su producción peor actuada, visualmente más pobre y narrativamente más ridícula, es Alone in the Dark. Y no están equivocados.
En pocas palabras, Alone in the Dark empeora todo lo que House of the Dead de por sí ya hacía mal. Mientras que los videojuegos en los que está basada en esta película pertenecen al género de terror, llenos de suspenso, una palpable atmósfera de pavor, y muchos momentos escalofriantes, la adaptación cinematográfica es… bueno, intenta ser un thriller sobrenatural, lleno de persecuciones en auto, balaceras, sexo, y escenas en las que Tara Reid trata de actuar (y fracasa miserablemente).
De hecho, el guionista original de la cinta, Blair Erickson, declaró hace unos años que su versión original del guión de la película no tenía nada que ver con lo que Boll nos terminó entregando. En este primer guión, la trama tenía más sentido, el tono era más realista y menos exagerado, y no se favorecían tanto la acción, los monstruos y las explosiones. Pero como Boll es Boll, y tenía que otorgarle su “estilo” a la película, cambió muchos elementos del guión, lo cual resultó en la “película” que podemos “disfrutar” hoy en día.
La trama suena simple, pero es presentada de la forma más enredada y confusa posible. La historia es tan difícil de comprender, que Alone in the Dark comienza con texto aparentemente interminable, en donde un narrador con voz de aburrimiento nos lee lo que aparece en pantalla (porque al parecer, Boll no confía en que sus espectadores puedan leer algo sin que se lo narren al mismo tiempo), una historia de trasfondo que habla sobre sociedades ocultas, huérfanos con poderes, portales a otras dimensiones, una cultura desaparecida, y muchos otros elementos que nadie tienen que ver con el concepto original de Alone in the Dark.
Nunca he visto un peor comienzo en ningún largometraje profesional, ya sea hecho en Hollywood o en cualquier otra parte del planeta. Qué bestia.
Christian Slater (cuya carrera, afortunadamente, ha sido resucitada por la gran serie de televisión Mr Robot) interpreta a Edward Carnby, un detective de lo paranormal, que se encuentra investigando la reciente muerte de un amigo suyo, lo cual lo lleva, después de una serie de eventos difíciles de creer, a descubrir a los Abkani, una antigua cultura que adoraba a unos monstruos que venían de otra dimensión. Ahora, los Abkani quieren regresar y dominar el mundo (cómo no), por lo que Carnby tendrá que unirse a una antropóloga llamada Aline Cedrac (Tara Reid), quien también resulta ser una ex novia suya, y al Comandante Richard Burke (Stephen Dorff) para evitar que un portal al infierno se abra.
Deshagámonos de lo más obvio primero: Tara Reid. Como una antropóloga inteligentísima. ¿A quién se le ocurrió esto? Muchos creían que Denise Richards como la Dra Christmas Jones en El mundo no basta se llevaría el premio a peor cásting de la historia, pero es hora de admitir que, finalmente, Uwe Boll y Tara Reid le ganaron. Reid es la científica menos creíble de la historia del cine; se ve perdida la mayor parte del tiempo, recitando sus líneas con la convicción de una momia disecada, y en general tratando de otorgarle algo de emoción a su papel y fallando en el intento. Boll creía que dándole un look de intelectual, con moño en el pelo y un par de lentes, se resolvería el problema, pero lamentablemente ese no es el caso. Claramente, Reid fue contratada únicamente por su sex appeal.
Lo cual, al final del día, resultó ser un pésimo plan, ya que la única escena de sexo en la película (obligatoria, gratuita, innecesaria) ni siquiera contiene medio segundo de desnudez. De hecho, Carnby y Aline parecen tener sexo con ropa, sin abrirse ni siquiera el cierre del pantalón, lo cual hace que el público se pregunte exactamente qué están haciendo y cómo. Quizás estos personajes son tan inteligentes que encontraron la manera de hacer el amor sin usar sus órganos genitales. ¿Dónde está la diversión en ello?
Desafortunadamente, Reid no es la única en dar una actuación pobre. Christian Slater, quien puede ser efectivo en el papel adecuado, es un pésimo héroe de acción. Su trabajo es tan tieso que hace ver al Anakin Skywalker de Hayden Christensen en El Ataque de los Clones como un gran ejemplo de dramatismo y expresión. Stephen Dorff no hace más que gritar órdenes y tratar de verse rudo, y los papeles secundarios son interpretados por actores (posiblemente canadienses, si consideramos dónde se filmó la película) principiantes, exagerados o aburridos.
El guión es de lo más estúpido que jamás haya visto en una pantalla. Poco tiene que ver con los juegos, y cuando trata de desarrollar un universo supuestamente interesante o lleno de detalles históricos, no hace más que confundir al espectador. Los personajes toman las peores decisiones en los momentos de más peligro, y creen ser capaces de destruir monstruos interdimensionales con pistolas y metralletas. Alone in the Dark debió ser una película de terror simple de entender, con una palpable atmósfera de terror y secuencias de suspenso intenso, pero terminó siendo una historia fantástica innecesariamente confusa.
Lo cual me lleva a otro elemento que simplemente no debió ser parte del filme: las escenas de acción. Boll parece tener un fetiche con las persecuciones en autos, las balaceras y los efectos bullet time estilo Matrix: todo esto está presente en la película, y sin justificación alguna. De hecho, estos tres elementos hacen su aparición en los primeros diez minutos de metraje, cuando Carnby se enfrenta a un secuaz casi inmortal, vestido con lentes de sol, por alguna razón. ¿Quién es ese hombre y por qué está tratando de matar a Carnby? El filme nunca lo dice, simplemente lanza la escena de acción sin explicación o preparación alguna, con la esperanza de que la violencia y la “emoción” evitarán que el público se pregunte exactamente qué está pasando. No es necesario decir que esto no funciona en lo absoluto.
Las peores secuencias de acción, sin embargo, son las que involucran a los monstruos. Filmadas en escenarios oscuros, iluminados únicamente de rato en rato por los flashes de las metrallas que dispararon algunos de los personajes, son algunas de las escenas más confusas, estúpidas y feas que jamás haya visto en un largometraje supuestamente profesional. No me sorprendería si algún espectador tuviese que ponerle pausa a la película para ir al baño y vomitar —así de mal filmadas están estas escenas.
Tampoco ayuda, claro está, el que los efectos visuales sean atroces. El bullet time es totalmente innecesario, como mencioné líneas arriba, pero los monstruos parecen ser sacadas de un videojuego del primer PlayStation. Las explosiones de ven terribles, algunas tomas de las persecuciones están aceleradas en posproducción, y en general Alone in the Dark tiene un look bien barato, como de película de televisión que fue exhibida en cines por accidente. He visto cintas estudiantiles con mejor cinematografía, diseño de sonido y hasta efectos visuales… ¡y consideren que Alone in the Dark tuvo un presupuesto de $20 millones! ¿A dónde se fue todo ese dinero? Nadie sabe.
Alone in the Dark no es solo una de las peores adaptaciones cinematográficas de un videojuego jamás hechas —simplemente, es una de las peores películas jamás estrenadas, punto. Es visualmente horrible, está llena de actuaciones pobrísimas, una trama incomprensible, y escenas de acción que la causarán náuseas a más de un miembro del público.
Pero lo peor, lo absolutamente detestable, está en su desenlace —por el título (y por todo lo que se entiende durante los primeros setenta minutos de metraje), uno entendería que los monstruos del filme solo pueden sobrevivir en la oscuridad. Alone in the Dark, sin embargo, concluye con una cámara subjetiva de un monstruo acosando a nuestros protagonistas, en medio de la calle, DE DÍA. El insulto final fue reservado, literalmente, para el último minuto. Simplemente, no vean Alone in the Dark, ni de broma. Son ochenta minutos que absolutamente nadie podría devolverles.