Publicado: 22 de febrero del 2016
Dying Light, la nueva franquicia de zombis del creador de Dead Island: Techland, ha dado mucho de que hablar desde su salida el pasado enero del 2015. Luego de una recepción llena de buenas críticas tanto de la prensa profesional como de los fans, Dying Light se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de cómo hacer un buen juego de zombis moderno. Mezclando elementos de parkour similares a los de Mirror’s Edge, un sistema de combate a corta distancia muy superior al de Dead Island y una historia que, si bien no era la más compleja, superaba por mucho a su predecesor.
El éxito del juego convirtió a Dying Light en una franquicia en la que su publicador, WB Games, estaba más que dispuesta en invertir, lanzando en su primer año dos paquetes de misiones extra: Cuisine & Cargo y The Bozak Horde. Con la llegada del 2016, el juego lanzó su primera gran expansión: Dying Light The Following y una versión con todo el contenido a la fecha: Dying Light The Following – Enhanced Edition, siendo la expansión el foco de este análisis.
El Escape de Harran
El juego inicia sin dar muchas vueltas, vemos de nuevo a Kyle Crane junto con otros sobrevivientes y un hombre a punto de morir que acaban de encontrar y poner bajo tratamiento médico. El hombre empieza a hablar acerca de gente que vive fuera de Harran, la ciudad del juego original, mencionando su inmunidad a la plaga zombi y muestra un mapa que detalla la forma de salir del lugar, que se pensaba estaba completamente aislado del mundo a manera de cuarentena.
Con cada vez menos Antizin, la medicina que retrasa los efectos del virus, Crane decide seguir el mapa y llega a las afueras de Harran. Podemos apreciar montañas, planicies y campos agrícolas, así como grandes cuerpos de agua. Es muy distinto al entorno urbano con casas y edificios al que estábamos acostumbrados pero igual se siente que todo encaja en el juego.
Es así como inicia una nueva historia para el jugador, quien deberá cooperar con la gente que vive en este lugar, adoradores de un misterioso culto y a su líder conocida como “La Madre”, ayudándoles con distintas misiones para ganar su confianza con la esperanza de descubrir el secreto de su inmunidad al virus.
En general la historia de The Following es bastante interesante, trayendo un elemento de misterio ausente en el juego original. Las acciones del culto y su líder, así como sus identidades, van creando intriga que te mantendrá siempre interesado en lo que viene después.
Sobre cuatro ruedas
El 90% de The Following se lleva a cabo en lugares descampados y abiertos. A diferencia de las ciudades con balcones de donde saltar y muros que trepar o los pasadizos en los que libramos los combates más importantes de la historia principal, en The Following tendrás que cubrir largas distancias al ras del suelo para ir de un lugar a otro durante una misma misión. Si bien es muy probable que al final de una misión luches en espacios cerrados con los enemigos de turno, más tiempo la pasarás yendo del punto A al punto B.
Esto puede sonar mal para los fans del juego, ya que uno de los puntos fuertes de Dying Light era la fluidez de movimiento con que Kyle pasaba de un techo a otro o escalaba para alcanzar lugares altos. En esta expansión hay muy pocos sitios para trepar o de donde caer, pero es aquí donde una cierta novedad llega al rescate: El auto.
En una de las primeras misiones obtendrás un pequeño auto arenero (conocido como Tubular o Dune Buggy) que te servirá para recorrer los amplios campos y atropellar a cuanto zombi se te cruce. Este pequeño bólido se convertirá en tu mejor amigo por el resto de la campaña y será una extensión de tu personaje con su propio árbol de habilidades al lado de fuerza, agilidad y supervivencia.
Mientras más lo utilices y mientras más enemigos elimines al conducir, más experiencia ganarás para mejorar tu habilidad de crear repuestos o mejoras para el motor, ruedas, amortiguador, etc. Mejorar y reparar constantemente al auto será una prioridad durante la campaña ya que cada golpe que sufra le hará daño, incluso manejar por terreno no pavimentado lo desgastará y todo esto sin considerar la gasolina consumida sin la que, obviamente, no podremos moverlo.
Para esto, The Following trae una solución muy práctica. ¿Recuerdan todos los autos regados por la ciudad en el juego original? Pues ahora es posible levantar el capó de cada uno de ellos y buscar partes o robarles la gasolina sobrante para utilizarla luego. No tomará mucho tiempo antes que se les haga costumbre revisar cada vehículo abandonado en el escenario.
Luego de todo lo comentado, no es sorpresa que junto con la adición del auto las misiones hagan énfasis en su uso. Esto no solo ocurre en la historia, también aparecerán nuevas misiones secundarias como las carreras de autos que nos permitirán competir contra amigos en línea o contra nuestros records en amplios circuitos predefinidos. Además, cuando estemos corriendo podremos eliminar a los no muertos con las distintas armas equipadas como púas o barreras eléctricas o disparando armas de fuego o la nueva ballesta desde el asiento trasero mientras un amigo conduce.
Creo que lo único malo que le pude ver al auto fue su control, el cual representa una versión muy mejorada del sistema de conducción de Dead Island, pero que no llega a ser del todo estable o preciso. Aunque siendo justos, un arenero no es exactamente un fórmula 1 y el terreno estará lleno de huecos, piedras y zombis que muchas veces dificultarán mantener estable el timón.
Es peligroso andar solo
Y ya que mencionamos un poco del multi-jugador, Dying Light siempre fue una experiencia para compartir con amigos y The Following no es la excepción. No solo por las carreras de autos o la posibilidad de compartir un vehículo, sino por detalles agregados como las criaturas especiales que encontrarás.
Estos zombis súper fuertes se pueden encontrar en el mapa como una misión más y están diseñados específicamente para derrotarlos en grupo. Aunque, claro está, un jugador hábil y bien armado puede eliminarlos solo; su poder y tamaño los hace un buen reto contra el que un grupo de amigos pueden divertirse pasando el rato.
Otro tipo de misión que es conveniente hacer con amigos es la de atacar los nidos de “Volátiles”. Estos poderosos y veloces enemigos que solo salen de noche tienen nidos en diferentes cuevas en el mapa y destruirlos es parte de las muchas cosas por hacer en “The Following”. En general, el contenido presentado en esta expansión es muy amplio y puede disfrutarse ya sea solo o con amigos, pero buscar un pequeño grupo y jugar juntos siempre hace más divertidas las cosas.
Conclusiones
Dying Light: The Following es una muy buena expansión para un muy buen juego. Toma un riesgo alto al alejarse del parkour del original y reemplazarlo por el uso de vehículos, una mecánica que no funcionaba bien en su predecesor: Dead Island. Si bien el control del auto está lejos de ser perfecto, igual trae un gran factor de diversión al sumarle la posibilidad de enfrentar a hordas de los no muertos en situaciones similares a algo salido de Mad Max o Carmaggedon.
Casi toda la expansión gira en torno al auto, pero no se puede ignorar la historia que es lo bastante buena para mantenerte enganchado de inicio a fin por muchas horas; incluso en los pocos momentos aburridos que tiene siempre tendrás algo que hacer, quizás puede ser incluso un tanto abrumador ver todas las actividades disponibles en el mapa.
Puedo recomendar sin dudar Dying Light: The Following a cualquiera que disfrutase el juego original, no por nada los desarrolladores han prometido 1 año más de contenido y soporte en agradecimiento a sus fans. Y si nunca han jugado Dying Light, pero son fans de los juegos de acción en primera persona similares a Far Cry o les gustan los zombis, ahora es el momento de probar esta gran obra de Techland con la versión Enhanced que incluye todo el contenido a la fecha en un solo paquete.