Publicado: 07 de julio del 2017
Cuando llegó la noticia de que Sony y Marvel Studios habían llegado a un acuerdo para que Spiderman se volviera parte del Marvel Cinematic Universe (MCU), sonreí ante las infinitas posibilidades para el personaje. Aunque en proceso perdimos a Andrew Garfield en el papel (quien para mí era un buen Spiderman, aunque como Peter Parker prefiero a Tobey Maguire en la trilogía de Sam Raimi), la idea de que Marvel pudiera aportar creativamente para el personaje y sea parte de The Avengers sonaba a el cumplimiento de un sueño de cualquier fanático del personaje.
Luego llegó Tom Holland, y su aparición en Civil War, aunque metida con calzador, emocionó a todos los fans ya que era una representación bien fidedigna de la actitud del personaje. Entonces ya sabíamos que se estaba preparando Homecoming y la gente ya no podía esperar para el estreno de la cinta. Más aun cuando se iniciaron las filmaciones para Avengers: Infinity War y Tom Holland estaba en el set para participar en la cinta. Nuestros deseos se estaban volviendo realidad, y Spiderman estaba bien afianzado en el MCU.
Para ese entonces, las expectativas y la historia de Spiderman en el cine empezaron a convertirse en pesos para la cinta. La película tenía que enfrentarse a varios retos, el más claro era tratar de hacerle justicia a la aparición del personaje en Civil War. Y es que es muy distinto ponerlo un momento en la película y hacerlo quedar bien, y otra es hacerlo funcionar durante una película completa. Otro reto, y uno que viene después de las recaudaciones de las películas de The Amazing Spider-Man, es que tanto dinero puede generar esta cinta, más aún teniendo en cuenta que esta película viene a estrenarse en un verano estadounidense que se ha destacado por no ser muy recaudador ni tener cifras muy destacadas.
Pero posiblemente el reto más grande la cinta es que Tom Holland es el tercer actor que interpreta al personaje, y tener que ser inevitablemente comparado con Tobey Maguire o Andrew Garfield no es ponerse en una posición muy cómoda. Con todas esas ideas en mente, fui a ver la película en su estreno, esperando que Sony y Marvel Studios hubieran llegado a buen puerto para manejar bien al personaje.
La película, honestamente hablando, no inicia con el mejor de los ritmos. Pero si desde el inicio cumple con lo que estábamos más atentos sobre la cinta: Tom Holland construye un buen balance entre el Peter Parker y el Spiderman, tal cual en los comics. Algo que un poco se había perdido en las películas, y que tal vez tampoco está muy presente en otras cintas de superhéroes es el hecho de que Peter siempre balancea con tensión su vida como estudiante y como superhéroe, casi llegando al límite en muchos momentos. Esta cinta si muestra más elaboradamente esa mecánica, y Tom Holland maneja al personaje a la perfección. Entre el Peter Parker que tiene que contenerse y el Spiderman que deja salir fluidamente todo su carisma y humor, Holland se balancea bien (no pun intended) y entrega la mejor versión del personaje en el cine. Punto.
Una vez que se cruzan los caminos entre Spiderman y Vulture/ Adrian Toomes (interpretado efectivamente por Michael Keaton), la película agarra fuerza y se convierte en un viaje en la montaña rusa. Y aquí viene algo que le tengo que agradecer mucho a Jon Watts, el director de la cinta: la película es sencilla, y tal cual el viaje en montaña rusa, solo busca entretener y cautivar al espectador. Esto acerca a la película más a la visión que tenía Sam Raimi en las dos primeras películas de su trilogía, en las cuales se contaban aventuras de Spiderman sin muchas pretensiones. Obviamente, ayuda bastante el hecho de que no se cuentan los orígenes del personaje, los cuales son tan parte de la cultura popular (y han sido contados dos veces en las versiones anteriores) que a estas alturas se pueden obviar en el relato. Y algo que ayuda a la cinta en tener fuerza y dinamismo en todo momento es que esta no es una película de origen en si, sino una continuación de la presentación que el personaje ya había tenido en Civil War. Esto nos da una película fluida y muy dinámica, y da pie a darle una buena presentación al personaje.
Otra de las preocupaciones de Homecoming es que se pensaba que Robert Downey Jr. podría robarse la película en su aparición, lo cual no se dio. Tony Stark aparece en la película en la cuota adecuada y su aparición es indispensable y funcional dentro del universo que se ha construido para el personaje. Peter es definitivamente el personaje principal, y esta es una historia de crecimiento del personaje como héroe y como persona. Este tema es muy bien manejado, y se complementa bien con el conflicto con Vulture. Michael Keaton nos entrega un villano que se desempeña muy bien en sus apariciones. Hace recordar al rol de Dr. Octopus en Spiderman 2, y para fines de la cinta, es un buen villano. Considerando en problema con los villanos del MCU, su rol es más desatacado con respecto a los demás, lo cual ya le da un plus a la cinta.
Spider-Man: Homecoming es una cinta para nada compleja que consigue narrar una buena aventura del trepa muros y nos acerca más a la versión de los comics del personaje. Jon Watts consigue darnos una buena aventura que nos hará reír, saltar y nos entretendrá bastante en el cine. Una película llena de amor por el personaje, que nos hace pensar que la participación de Marvel ha tenido mucho que ver con el resultado final. Como si todas esas ganas que tenían de trabajar con el personaje se hubieran expresado en esta película, lo cual se agradece. Solo queda esperar a ver que planes se tienen para la secuela, y a la aparición del personaje en Infinity War.