Publicado: 08 de octubre del 2016
God Eater 2: Rage Burst, la secuela a God Eater: Resurrection, apareció a la venta el pasado 30 de agosto, tan solo un mes después de la salida de su precuela. Ambos juegos desarrollados por el mismo estudio: Shift y publicados por Bandai Namco en las consolas de Sony (PlayStation 4 y PlayStation Vita) y en PC (a través de Steam).
¿Una secuela de un juego tan largo y completo como el primer God Eater fue desarrollada en menos de un mes? Seguramente es lo que algunos se preguntarán si no conocen esta saga y la historia de sus publicaciones. Pero antes de entrar a detalles quiero eliminar cualquier preocupación que los nuevos jugadores puedan tener sobre este tema.
God Eater 2: Rage Burst es técnicamente la 5ta entrega de la serie. Los juegos anteriores son: God Eater, God Eater: Burst, God Eater 2 y God Eater: Resurrection.
God Eater 2: Rage Burst no es una expansión, es una secuela completa con nuevos personajes, una nueva y muy larga campaña con su propia historia, nuevos sistemas de personalización y nuevas mecánicas de combate. Como toda secuela hay muchas cosas similares al juego anterior; pero tengan por seguro que, aun si compraron el primer God Eater hace poco, o lo consiguieron gratis al comprar God Eater 2: Rage Burst, la secuela vale su precio por sí sola.
Esta nueva entrega es un juego muy divertido y creo que es uno de los mejores exponentes del subgénero hunting de juegos rpg de acción (Ejemplo: Monster Hunter o Freedom Wars) y debe estar en la lista de cualquier jugador que guste de este estilo de juego.
[*El presente análisis se realizó a partir de la versión de PlayStation Vita del juego. Las imágenes han sido obtenidas de screenshots de dicha versión]
Explicar el orden de salida de los juegos de God Eater puede ser un poco complicado. El primer juego apareció en Japón en el año 2010, seguido por una versión mejorada: God Eater Burst al final del mismo año. La secuela, God Eater 2, aparecería 3 años después. Finalmente en el 2015 versiones mejoradas de ambos juegos: God Eater: Resurrection y God Eater 2 Rage Burst saldrían al mercado. Todos los juegos serían siempre exclusivos de las plataformas de Sony.
God Eater 2: Rage Burst presenta una historia que toma lugar poco tiempo después del final de God Eater: Resurrection.
América solo vería la aparición de God Eater Burst el pasado año 2011, para no volver a ver ningún juego hasta hace un par de meses. Como mencioné en mi análisis del primer juego, el regreso de God Eater a América, con Resurrection y Rage Burst, es una grata sorpresa y una muy buena iniciativa de Bandai Namco. El publicador busca replicar el éxito que la franquicia ha tenido en su país natal; incluyendo por primera vez a los jugadores de PC.
Es por ello que God Eater: Resurrection y God Eater 2: Rage Burst aparecieron tan seguido en nuestras tierras, a pesar de ser 2 juegos con 3 años de desarrollo de por medio. Ya que las entregas traídas a nuestro continente son realmente las versiones mejoradas de la primera y segunda parte de la saga; puede que no se note un gran salto de calidad entre los dos juegos. Sin embargo, existen varios detalles que hacen a God Eater 2: Rage Burst el juego superior.
La trama de God Eater 2: Rage Burst inicia 3 años luego del final del primer juego. Los eventos ocurridos han generado una nueva amenaza: La Lluvia Roja. Grandes cantidades de líquido rojo que al caer del cielo infectan a quien toquen con la enfermedad conocida como la Plaga Negra, en honor a la antigua epidemia de 1346.
Lamentablemente no hay forma de llevar tu progreso de God Eater: Resurrection a God Eater 2: Rage Burst; pero esto es algo fundamentado por la historia, ya que ahora tomas el rol de un nuevo God Eater.
Estos dos fenómenos crean nuevos obstáculos para los humanos sobrevivientes de la tierra; pero siguen siendo secundarios a la principal amenaza: Los Aragami. Enormes y peligrosas criaturas responsables de la destrucción de la civilización humana. Capaces de adaptarse a los entornos más hostiles y resistir cualquier arma convencional. Gracias a su poder, los Aragami son considerados como dioses. Afortunadamente, tal como en el juego anterior, existen armas que puede eliminarlos: Las God Arc, capaces de transformarse y devorar a los Aragami al convertirse en grandes mandíbulas.
Los God Arc son utilizados por soldados elegidos y entrenados para usarlas alrededor del mundo. Bautizados como «God Eaters«, estos soldados trabajan para grandes organizaciones como Fenrir y Cradle que se dedican a proteger las poblaciones humanas que aun quedan y que por fin empiezan a resurgir.
Entre los God Eaters, existe un grupo especial, los God Eaters de la división «Blood». Estas personas son capaces de usar poderes especiales conocidos como Blood Arts luego de activarlos al despertar emociones fuertes dentro de sí.
Nuestro protagonista, diseñado o diseñada en un sistema de creación de personaje idéntico al del juego anterior, será uno de los reclutas más nuevos de esta división. Junto al capitán Julius, nuestros colegas Nana, Romeo, Gil y Ciel, enfrentaremos un gran número de misiones en las que iremos descubriendo más de esta nueva historia.
Los protagonistas de God Eater 2: Rage Burst pueden parecer inicialmente clones de los protagonistas del primer juego. Pero no tardarán mucho en mostrar sus propias personalidades y complejos, ganándose nuestro aprecio e interés.
Conoceremos la nueva base de Friar, regresaremos a la base de la división del Lejano Este e incluso volveremos a ver a viejos conocidos como Kota o Alisa. La historia de God Eater 2: Rage Burst es muy entretenida. Aun si por momentos baja el ritmo con tramas de relleno, los personajes son lo bastante agradables para querer acompañarlos incluso en misiones opcionales.
La trama principal es bastante larga y le da a cada uno de los personajes su tiempo para brillar. El título nos ofrece muchísimas horas de juego sin siquiera entrar a misiones especiales o usar el multijugador. Si solo compras God Eater 2: Rage Burst buscando jugar la campaña, saldrás contento gracias a las muchas batallas, cinemáticas y personajes interesantes y carismáticos. Aún si no te llama la atención continuar jugando el juego luego de ver el final.
Ojo, no es obligatorio conocer la historia del primer juego para entender la trama, pero sí ayuda mucho para apreciar la gran cantidad de guiños y personajes que vuelven.
Si bien la historia de God Eater 2: Rage Burst es bastante buena, de nada serviría si no la complementa con un buen sistema de juego o en el caso de este título, varios sistemas de juego.
Empezando por el combate, cualquier veterano de God Eater: Resurrection se sentirá como en casa. No veremos calabozos ni largas quests, las misiones siguen siendo en pequeños niveles con el objetivo de derrotar a uno o varios Aragami junto a otros God Eaters, algunas incluso consisten de varios «rounds» de lucha.
God Eater 2: Rage Burst sacrifica el sistema de combate Predator Style de God Eater: Resurrection en favor de una gran número de nuevas habilidades únicas para cada arma, conocidas como Blood Arts.
La primera impresión para alguien que vuelve del juego anterior puede no ser positiva ya que encontraremos la misma selección de armas, tanto de corto como largo alcance que en God Eater: Resurrection (Aunque cabe mencionar que armas como el Boost Hammer y la Charge Spear se les vio por primera vez en el God Eater 2 original del 2013 y fueron posteriormente agregadas a Resurrection)
God Eater 2: Rage Burst sigue usando dos botones de ataque, un sistema de stamina para limitar tus combos y la opción de transformar tu God Arc entre un arma de fuego, una arma de corto alcance y un escudo todos equipados antes de luchar.
El clásico sistema Burst, también regresa. Para quienes no conozcan la serie, el sistema Burst sirve para aumentar el poder de nuestro personaje temporalmente «devorando» a nuestros enemigos con el God Arc. Para ello deberemos hacer uso de un movimiento especial: Devorar, manteniendo presionado el botón de ataque fuerte hasta transformarel arma en una mandíbula gigante y morder al rival. El efecto Burst puede transferirse a otros miembros del equipo con disparos, creando una divertida dinámica grupal para mantener a todo el equipo en la mejor condición de lucha.
Afortunadamente esta primera impresión cambia luego de unas cuantas misiones con la introducción de las Blood Arts. Estos poderes especiales, únicos para los God Eaters de la división Blood, permiten al protagonista cambiar su estilo de combate según nuestra preferencia. A diferencia del estilo Predator de God Eater: Resurrection (que nos permitía usar el ataque de Devorar rápidamente) las Blood Arts varían mucho según que arma elegimos y como la usamos.
Nuestros aliados también pueden despertar sus Blood Arts, aunque esto dependerá de la historia y suelen ser solo bonificaciones pasivas.
Las Blood Art son el cambio más llamativo en el combate de God Eater 2: Rage Burst frente a su predecesor. Por ejemplo, mi arma favorita fue la Charge Spear, una lanza capaz de cargar poder al mantener presionado el botón de ataque básico. Esta habilidad podía complementarse con un gran número de Blood Arts. Algunas me permitían utilizar un combo casi infinito hasta quedarme sin stamina, otras alargaban mi combo aéreo al saltar o lo transformaban en un ataque en picada que generaba una onda de choque al golpear el suelo.
Existen dos puntos negativos en este sistema: El primero es lo mucho que demora desbloquear las Blood Arts para un tipo de arma. Para mejorar o desbloquear una Blood Art es necesario usarla varias veces en combate y puede pasar un sinnúmero de luchas antes de ver un cambio, esto además nos fuerza a elegir pronto un tipo de arma y abandonar los demás para no perder tiempo. El segundo punto negativo es que solo se puede equipar una Blood Art a la vez, perdiendo el increíble potencial de combinaciones que pudo existir.
En mi opinión, la base del sistema de combate de God Eater 2: Rage Burst sigue siendo tan buena como la de God Eater: Resurrection y hasta mejor con la adición de las Blood Arts reemplazando al Predator Style, aun si éste último a veces se hace extrañar. Enfrentar a un poderoso Aragami y buscar el punto débil de su cuerpo para quebrarlo mientras alargas tu tiempo de Burst devorándolo cada que se pueda es una experiencia bastante divertida.
El modo lock on cambia por un zoom para apuntar al usar nuestra God Arc como un arma de fuego.
Creo que un punto negativo presente en todas las batallas es la cámara. Aun con la ayuda del «lock on» sobre los enemigos suele necesitar que la acomodemos seguido con el stick derecho. Pero una vez que nos acostumbramos, mover la cámara se convierte en algo instintivo y no limitará nuestra habilidad en la lucha.
Aparte de la ya mencionada cámara, otra queja que tengo es la baja dificultad de las misiones de historia. Por suerte, el juego está lleno de misiones opcionales en modo «Hard» para cuando sea que queramos un mayor reto y mejores recompensas.
La personalización de las habilidades de combate no terminan con las Blood Arts. Existen varios sistemas nuevos dentro de este título creados para obtener las mejores condiciones de combate posible para nuestro estilo de pelea.
Los sistemas de Instant Skills, Link Support Device, Character Episodes y las ya mencionadas Blood Arts, son todos únicos de esta secuela y aportan mucho para destacarla sobre God Eater: Resurrection.
Empezando por los Instant Skills para nuestra God Arc. Estos nuevos «drops» son realmente armas de God Eaters caídos y que podremos usar para agregar atributos pasivos a la nuestra. Para esto, una vez que obtenemos el drop, deberemos ir a una terminal personal y ver que habilidades nos conviene instalar. Por ejemplo podremos agregar atributos como mayor fuerza en ataques de corto alcance o acelerar el uso de items en batalla. Una vez aplicada la mejora a un God Arc, el Instant Skill ya no puede removerse, solo sobre-escribirse con otro. Afortunadamente, son tan abundantes que no será problema usarlos sin temor a malgastarlos.
Cabe mencionar que God Eater no maneja sistema de nivel para nuestro personaje. El poder que tendremos en combate dependerá de la fuerza de nuestras armas (clasificadas por colores como en un MMORPG) de nuestras Blood Arts y de la personalización de atributos a través del equipamiento de mejoras y el uso de los Instant Skills.
Otro detalle a tomar en cuenta, en God Eater no existe el uso de armaduras, por lo que la única personalización que alterará visualmente a nuestro personaje es la compra de ropa. Por suerte el juego va desbloqueando una gran variedad de trajes bastante estilizados para crearlos con los materiales que encontremos en combate.
Normalmente solo podemos llevar hasta 3 compañeros a una batalla, sean NPC u otros jugadores; pero un nuevo sistema llamado Link Support Device nos permite aprovechar habilidades de los personajes que dejemos en la base. La invención del padre de la mecánica Licca Kusunoki quien regresa en este segundo juego, el Link Support Device será un factor a considerar antes de salir a luchar.
Por ejemplo, si no llevamos al capitán Julius, pero lo asignamos como soporte, obtendremos un activación de Burst automática durante el combate. Las habilidades del Link Support Device son muy variadas y es divertido experimentar con él, motivándonos a variar a nuestro equipo de God Eaters trás cada misión.
Practicamente todos nuestros aliados en God Eater 2: Rage Burst tienen varios Character Episodes, dependerá de nosotros si queremos jugarlos y conocerlos más o no.
Por último, tenemos los Character Episodes o episodios de personaje. Nuevas misiones que aprovechan la gran personalidad que tienen los personajes en la serie God Eater y nos deja conocer más de ellos. Llenos de cinemáticas con voz y opciones de diálogo, los Character Episodes son más que simples misiones opcionales y muchas veces desbloquearán desde habilidades menores hasta sistemas como el editor de balas.
Si sumamos estas opciones a las ya existentes como creación y mejora de armas, personalización estética del personaje, edición de efectos para los proyectiles de las armas de fuego y la búsqueda de numerosos materiales; God Eater 2: Rage Burst se convierte en un juego mucho más complejo que su predecesor. Esto puede sonar complicado para algunos jugadores, pero el juego va presentando sus sistemas poco a poco a un ritmo manejable que nos motiva a probar cada opción; aunque estoy seguro que puede ser demasiado para quienes solo buscan golpear monstruos.
Tal como en el título anterior, God Eater 2: Rage Burst nos permite jugar casi todas las misiones del juego en equipos de hasta 4 God Eaters ya sean jugadores o NPC. La opción de jugar con otras personas sigue siendo tan divertida como siempre y aun es posible acabar el modo historia con aliados cuyo nivel de poder puede mover la balanza muy a nuestro favor. Para jugar con otros bastará iniciar en modo online y unirnos a una sesión disponible de otra persona o crear una sesión abierta, filtrar algunas opciones y abrirla a nuestros amigos o al público en general
La mayoría de jugadores en línea ya han acabado la historia, por lo que recomiendo jugar solo o con amigos hasta llegar a ese punto. Por cierto, la versión de PlayStation Vita permite el juego local entre varias consolas cercanas.
Por suerte, para aquellos que quieran mantener el reto del juego o que no quieran que les spoileen la historia, es posible elegir el nivel de avance máximo de aquellos que pueden unirse a nuestro juego. Por ejemplo, si al momento de crear una sesión pública nos encontramos en la misión 93 de la historia podremos prohibir que jugadores que hayan superado esa misión se unan a jugar. De esta manera jugaremos con gente de un nivel similar y que también busca ayuda con alguna misión particularmente difícil que nos puede dar problemas.
Pero estos detalles son cosas que ya conocíamos del anterior God Eater: Resurrection; el aspecto del juego que beneficia muchísimo al multijugador de God Eater 2: Rage Burst es la gran personalización de la que he hablado en la sección anterior de este análisis.
Gracias a la posibilidad de no solo personalizar el arma básica y el look de nuestro personaje, sino también elegir cosas como Blood Arts, mejoras equipables e Instant Skills, cada personaje en God Eater es único. Con esto quiero decir que aún si terminásemos jugando con 3 personas usando todos God Arc del tipo lanza o scythe, cada uno de ellos seguramente estará utilizando modificaciones distintas que le permitirán luchar distinto.
Cada vez que juegues con alguien nuevo, es recomendable intercambiar Avatar Cards para poder contactarse luego. Uno nunca sabe cuando conocerás un aliado.
Cada jugador podrá especializarse en uno de los 6 diferentes tipos de God Arc de corto alcance y equipar devastadores Blood Arts ofensivos; pero también puede optar por beneficiar sus ataques de largo alcance y volverse un gran francotirador equipando Instant Skills que aumenten el daño de sus balas. O quizás prefieren balas e items de curación (proyectiles que al impactar recuperan vida en lugar de herir) y ser un personaje de soporte.
Este gran nivel de personalización para el sistema de combate, sumado a la ya conocida variedad estética de apariencias, voces y trajes servirán para darla una identidad única a nuestro o nuestra protagonista, incluso al estar rodeado por una variedad de personajes creados por otros jugadores. God Eater 2: Rage Burst puede jugarse solo y será muy divertido; pero jugarlo en grupo le da un nivel extra de diversión, en particular al elegir las misiones opcionales más difíciles.
God Eater 2: Rage burst es un gran juego para aquellos que busquen un rpg de acción con bastante profundidad y una gran cantidad de opciones de personalización. El combate puede parecer simple al inicio, pero mientras más avancemos la historia, veremos que no es así. Es solo cuestión de tiempo para que descubramos nuestra arma favorita y nos quedemos analizando sus muchas Blood Arts e Instant Skills disponibles; o pasando largos ratos editando balas elementales con efectos de curvas y disparo a destiempo.
Por la naturaleza del juego y sus misiones cortas recomiendo personalmente adquirirlo en la portátil PS Vita; pero la versión de PlayStation 4 y PC son las más hermosas visualmente. La versión de PC incluso corre a 60fps.
Esta no es una serie para la gente que solo quiere tomar un arma y golpear o disparar monstruos. God Eater es una serie que quiere que conozcas todo lo que te ofrece y te sumerjas en su mundo, tanto a nivel de jugabilidad como al encariñarte con sus llamativos personajes. Todo esto acompañado por una estética anime llena de estilo y a veces algo exagerada con sus diseños de armas y ropa.
Es debido a la gran profundidad del juego y su historia que me tomó tanto tiempo preparar este análisis; pero también es la razón por la que puedo hablar tan bien de él. Estoy seguro que si eres de aquellos jugadores que gusta de personalizar a sus personajes, disfruta de las largas historias de los rpg japoneses y se divierte con los combates de juegos como Soul Sacrifice, Freedom Wars o el primer God Eater; God Eater 2: Rage Burst te dará incontables horas de diversión por tu dinero en la plataforma que elijas.
Con excelentes sistemas de personalización y combate, creando uno de los rpgs de acción más profundos del subgénero hunting.
El presente análisis de God Eater 2: Rage Burst fue realizado con un código de descarga para PlayStation Vita brindado por Bandai Namco Latinoamérica.
Lo positivo:
Lo negativo: