Publicado: 28 de agosto del 2017
De los creadores de Heavenly Sword, Enslaved: Odyssey to the West y DmC (reboot de Devil May Cry), nos llega Hellblade: Senua’s Sacrifice, cuyos mismos creadores afirman es un «juego independientemente desarrollado con calidad de AAA, creado por un pequeño equipo de 20 personas». Tomemos literalmente sus palabras: «con calidad de AAA», ya que por la sorprendente calidad gráfica (y sobre todo su optimización para no ser necesario un hardware tan potente), en ningún momento alguien podría imaginarse que este juego es un «indie» en toda regla.
Anunciado hace tres años en la Gamescom 2014 y generando expectativa en muchos jugadores en su momento, este «indie» es el primer título de Ninja Theory en el que no han requerido de terceros para publicar sus juegos (anteriormente lo hicieron con Bandai Namco y Capcom) y por lo cual para reducir los costes de producción y que esto no impacte en el consumidor final tuvieron que lanzar el título sólo en formato digital a un precio que no alcance al de los AAA convencionales: 30 dólares (aunque en la Steam peruana cuesta 79 soles, lo que al cambio da poco más de 24 dólares). Además, le vino como anillo al dedo al equipo que una de las editoras de video de la compañía que venía trabajando en el mocap de la protagonista, la alemana Melina Juerguens, resultara ser la actriz indicada para el rol. A pesar que es su debut en la actuación, a través de los Dev Diary podemos ver todo el trabajo que tuvo que hacer para convertirse en Senua.
Hellblade: Senua’s Sacrifice es un juego oscuro y por momentos brutal, que combina diversos elementos para convertirse en una experiencia breve, pero poderosa, ya que en sus poco más de ocho horas de duración ha resultado ser una agradable sorpresa y ha sabido ganarse un lugar entre mis favoritos del año. ¿Quieres saber cuáles son las razones por las que deberías comprar este juego? Pues síguenos en este análisis para descubrirlo.
La premisa es sencilla: Senua, la guerrera celta protagonista de la historia, ha perdido a su amado Dillion y deberá ir a recuperar su alma en el mismo infierno, el Helheim (a lo Dante en La Divina Comedia). O bueno, al menos eso parece, ya que es importante recordar que Senua padece de alucinaciones tanto visuales (que distorsionan su realidad y la enfrentan a diversos enemigos) como de auditivas en forma de voces que la conminan a enfrentarse o evitar sus mayores miedos.
Es en la representación de estas alucinaciones en que Ninja Theory hace un trabajo excepcional. Ya lo habíamos visto con The Town of Light, y la verdad da gusto que se trate de manera seria la psicosis, además de representar de manera fiel lo que sufre una persona que experimenta alucinaciones, para lo cual el equipo trabajó muy de cerca con personas que las han experimentado, además de contar con apoyo de profesionales de la Psiquiatría.
El estudio aprovecha dichas alucinaciones como un poderoso recurso audiovisual para la ambientación del juego, partiendo desde los enemigos, cuyas formas proyectan los temores más profundos de Senua, pasando por los lúgubres pasajes por los que debe transitar y enfrentarse a ellos, para cerrar con las voces que constantemente resuenan en su mente. En todas, Ninja Theory ha mostrado un trabajo magnífico: el nivel de optimización gráfica es sencillamente impresionante, al punto que se han dado el lujo de incluir un modo fotografía que incluso permite realizar hermosas tomas en una consola como la PS4. Si es así con una consola, de más está decir lo logrado en PC, que combinando las posibilidades del Unreal Engine 4 con la tecnología NVIDIA Ansel, nos permite hacer capturas completas de la escenografía en calidad superior a la del 4K. Y no necesitas tener la tarjeta más potente del mercado para lograr hacerlas.
Y ya que hablamos de optimización y rendimiento en PC, es importante hablar de números. Si bien la configuración que tengo no es exactamente la más económica ni tampoco la más cara, el juego ha sabido mantenerse a unos FPS promedio superiores a los 60 en calidad ultra. Los puntos más bajos demuestran que incluso en un monitor que no tenga GSync (como es mi caso), no percibiremos de manera notoria el molestoso stuttering. Sería interesante comprobar el nivel de optimización del juego con una tarjeta de AMD, lo cual esperaremos probar para cuando llegue al mercado local el rival directo de la GTX 1070, la Radeon Vega 56.
El trabajo sonoro no se ha quedado atrás: Hellblade es un título que se disfruta mucho mejor si se juega con audífonos estéreo. Al inicio del juego, los desarrolladores lo recomiendan, pero yo que lo he terminado puedo decir que es casi obligatorio que uses audífonos si quieres vivir al máximo a la experiencia del juego. La diferencia con usar el audio del monitor o del televisor frente al de unos buenos audífonos es ABISMAL, por la sencilla razón de que no es lo mismo escuchar unas voces que vienen de enfrente y que apenas escuchas, a escuchar los susurros directamente en tus oídos, que han sido simulados para lograr una experiencia auditiva tridimensional.
En Hellblade no hay HUD, no hay mapa con indicadores, no hay tutorial, no hay nada más que las voces que te susurran cuando un enemigo está por atacarte. Además la dificultad del juego se va autoajustando de acuerdo a cómo juegues.
A nivel de mecánicas, el juego no reinventa la rueda ni nada parecido: los movimientos de combate son sencillos como en otros juegos como Dark Souls, pero contando con que aquí sólo tienes un arma para usar por lo que tus posibilidades son mucho más limitadas. Puedes hacer ataques simples y pesados con la espada, usar golpes para romper la defensa del enemigo, esquivar y bloquear ataques, además de que con esta última puedes hacer el popular «parry» que también hemos visto en otros juegos. Suena simple, pero es suficiente para tener combates bastante intensos por momentos, tanto con los bosses como cuando te empiezan a rodear varios enemigos. Aquí confieso que algo que me hubiese gustado experimentar como jugador, son las consecuencias de algunos movimientos fallidos en el combate, que en otros juegos como el mencionado Dark Souls significan la muerte.
La razón por la que dichas consecuencias hubiesen sido bienvenidas es porque le hubiesen aumentado la tensión al jugador por el peligro del «permadeath», que en pocas palabras constituye perder toda tu partida si mueres una determinada cantidad de veces. En el juego esto se maneja por medio de la mecánica del Dark Rot, una maldición que te amenaza con empezar a ascender por tu brazo hasta llegar a la cabeza de Senua, momento en el cual perderías todos tus avances. El problema es que al final se siente que los enemigos no son suficiente desafío: aumentan en número pero no cambian demasiado sus mecánicas de ataque. En resumen, empiezan a volverse repetitivos, lo cual felizmente no pasa con los bien logrados jefes.
Antes del lanzamiento del juego se anunció que si un jugador moría en repetidas ocasiones, podría perder todo el progreso de su partida, lo cual resultaba bastante atractivo. El Dark Rot puede empezar a preocuparte si mueres por primera vez, pero al final el juego no fue tan complicado como para llevar a un jugador al punto de perder la partida.
El punto de los puzzles es que si bien al principio no requieren de mayor ayuda que la de las voces que te hablan, conforme avanza el juego se hacen un poco más confusos y, al prácticamente no tener pistas, te verás yendo de un lado a otro para encontrar qué fue lo que te faltó hacer para poder completar dicho puzzle. Si no quieres pasarte un buen rato estancado, será necesario que estés muy pendiente de tu entorno para poder encontrar las runas (al menos esto es sencillo), pasajes escondidos o para encontrar la pieza que falta para completar un puente. Consejo: Todo es cuestión de perspectiva, por lo que tendrás que buscar el ángulo, lugar u objeto que te ayude a cambiar la misma.
Habrán momentos en los que tengas que moverte bastante rápido, en otros con sumo cuidado, lo cual produce una sensación de tensión constante, sobre todo en el tercio final del juego y con lo que tendrás que lidiar si quieres seguir avanzando. Personalmente, encontré esto por momentos mucho más desafiante que los propios combates.
Hay otros elementos con los que Senua puede interactuar, además de las runas que abren puertas y enemigos. Éstos son las runas que te vas encontrando en el camino y que sirven para complementar el apartado que quizá es, junto a la ambientación, lo más destacable del juego: su narrativa.
Una de las más grandes fortalezas de Hellblade: Senua’s Sacrifice, es su narrativa, que como hemos mencionado en anteriores análisis, es importante no confundirla con la historia propiamente dicha, que no es que sea la más original que digamos. Aún siendo básicamente lineal, se da unos permisos para entrar en la memoria de Senua y recordar brevemente algunos hechos que, como veremos al jugar, determinarán sus acciones y el camino que ella finalmente elige.
También vale destacar el trabajo para relacionar la travesía de Senua con diversos pasajes de la mitología nórdica que van desde el origen de los dioses hasta el mismísimo apocalíptico relato del Ragnarok. Todo ello lo vamos encontrando por partes mientras encontramos las 44 runas que están distribuidas por todo el camino. Ojo que al ser lineal, deberás tomar en cuenta que si pierdes una runa ya no podrás regresar por ella ya que no hay selección por capítulos en la historia, lo cual te obliga a que si quieres completar las 44 y así los 14 trofeos del juego (incluido el platino pra la versión de PS4) tendrás sí o sí que dar un nuevo recorrido al juego desde cero. Algo que para algunos podría ser algo molesto, la verdad.
Conforme avance el juego, podrás ir descubriendo un poco más sobre el pasado de Senua y la terrible verdad que yace detrás de sus alucinaciones, la cual se te irá contando a través del narrador omnisciente que tiene el juego y que por momentos se llega a mezclar con la voz de quien te va contando la historia de los dioses, además de la voz de Dillion y de las voces que constantemente te dicen qué hacer o no hacer. Todo esto desencadena en un final que definitivamente cierra de manera excelente la historia, pero sobre la cual evitaré seguir comentando para no caer en spoilers.
Mención especial merece el trabajo de Melina Juerguens, la bella y novel editora de videos de Ninja Theory, quien nunca pensó en un inicio el terminar dándole vida a la protagonista de Hellblade, después que ella misma confesara que siempre le tuvo cierto pánico a la actuación. A pesar de su inexperiencia, el trabajo que hizo fue bastante destacable, producto no sólo de la preparación física sino también de la que tuvo por medio de charlas con pacientes de cuadros psicóticos que la ayudaron a entender un poco más a quienes padecen de este tipo de trastornos.
Hay definitivamente un grupo de jugadores para el que la experiencia le resultará magnífica:
Pero, como suele suceder, no podría recomendar este título a todo el mundo, por lo que detallo a quiénes quizá no les resulte tan atractivo:
Hellblade: Senua's Sacrifice es, sin duda, una de las más gratas sorpresas del año, con una cruda, sólida y cautivante narrativa y una ambientación y apartado gráfico y sonoro absolutamente remarcables para ser un título independiente. Aún así, por momentos cae en lo repetitivo.
El análisis de Hellblade: Senua’s Sacrifice fue realizado con una copia digital del juego en su versión para Steam, adquirida por el redactor.
Lo positivo:
Lo negativo: