Por Sebastian Zavala
Publicado: 24 de noviembre del 2020
Recuerdo cuando me pasé el primer “Hyrule Warriors” para la Wii U (sí, la WII U). Recuerdos, también, cuando muchos dudaban de la calidad del juego antes que saliese a la venta; después de todo, un título estilo warriors desarrollado por Koei-Tecmo pero llevándose a cabo en la mundo de “The Legend of Zelda” tenía el potencial de salir muy bien… pero también muy mal. Y aunque dicho juego no logró convertir a aquellos que consideran a este subgénero como algo extremadamente repetitivo y soso, ciertamente le fue decentemente tanto en ventas como con la crítica —tanto así que salió otra versión para la Nintendo 3DS, y una suerte de remaster —o mejor dicho, port mejorado— de la primera entrega para la Nintendo Switch.
El caso de “Hyrule Warriors: Age of Calamity” es, sin embargo, ligeramente distinto. Sí, se trata de un juego perteneciente al mismo subgénero que sus predecesores, pero a la vez, es una entrega bastante más importante en el canon de la franquicia. Más específicamente, es una precuela del sublime “The Legend of Zelda: Breath of the Wild”, llevándose a cabo 100 años antes de aquel título, y explicando lo que sucedió con Link, Zelda y los Campeones, mientras trataban de prevenir el inevitable retorno de Calamity Ganon. Sí, sí, ya sabemos cómo termina esta historia en particular —esa es la naturaleza de una precuela, lamentablemente—, pero como suele pasar en este tipo de juegos, la trama no es necesariamente el aspecto más importante a la experiencia. Aunque de hecho se agradece el que, al menos, este juego en particular tenga un lugar más relevante en la línea de tiempo de la franquicia.
Porque sí, es principalmente un juego de acción, pero cada misión principal cuenta con cutscenes bastante vistosos, tanto antes como después de jugar, los cuales muestran con bastante efectividad las interacciones entre los personajes, desarrollando sus respectivas personalidad con un poquito más de profundidad que “Breath of the Wild”. Ahora bien, si no han jugado aquella obra maestra, poco de lo que vayan a ver en “Hyrule Warriors: Age of Calamity” tendrá mucho sentido —después de todo, nos presenta una narrativa que involucra viajes en el tiempo, y el accionar de varios personajes ya conocidos de la saga, y harto lore relacionado a su secuela. Por ende, tiene más sentido que jueguen “Breath of the Wild” primero y luego prueben “Hyrule Warriors: Age of Calamity” —se sentirán más involucrados en la historia —por más que no sea la más profunda del mundo—, y se relacionarán más con los personajes (incluso con el mudo de Link).
Pero nuevamente; al ser un juego estilo Warriors, acá lo más importante no es la narrativa. Lo que vinimos a hacer es bastante sencillo: vinimos a meternos en batallas épicas, en donde cada personaje cuenta con suficientes movimientos como para sacarle la mugre a cientos y cientos de enemigos a la vez, casi como una fuerza imparable de violencia y agresión. Juegos como “Hyrule Warriors: Age of Calamity” cumplen los deseos de todo gamer que en algún momento haya querido sentirse imparable, casi invencible: los ataques son vistosos y exagerados, los movimientos finales son increíblemente satisfactorios, y los ítems que uno puede utilizar traen consigo consecuencias verdaderamente devastadoras. Puede que “Hyrule Warriors: Age of Calamity” y “Breath of the Wild” estén conectados a nivel narrativo, pero en términos de gameplay, no podrían ser más distintos.
Los controles, como suele suceder en la mayoría de títulos first party de Nintendo, responden sin mayores problemas. No importa qué personaje esté usando uno, las bases son las mismas: Y es el ataque rápido; X es el ataque pesado; R sirve para elegir de entre cuatro ítems o runas (pueden ser bombas, un ataque de hielo, otro de electricidad, y más); B sirve para hacer un dash y correr; A para ejecutar un ataque especial (una vez que se llena la barra dedicada al mismo), y ZR para realizar un ataque propio de casa personaje (Link dispara flechas, por ejemplo, mientras que Revali se pone a volar). Todo es súper intuitivo, y resulta en un sistema de batallas repetitivo por naturaleza, pero increíblemente catártico.
Me gustó, además, que se hayan incluido elementos muy propios de este titulo, así como uno que otro que vimos en los juegos anteriores de “Hyrule Warriors”. Uno puede usar el dash para esquivar ataques enemigos, por ejemplo, y si lo hace en el momento adecuado, todo se pone en cámara lenta, dándole a la oportunidad al guerrero de pegarle al enemigo en un punto débil. El hexágono enemigo está de vuelta, además; cada vez que sale en pantalla, uno puede pegarle al contrincante en sus puntos débiles, y una vez que el hexágono se vacía, puede utilizar un finisher con el botón X, como para acabar con él. Y ciertos momentos, dicho hexágono —como se pueden dar cuenta, es un sistema muy importante para toda trifulca— se activa si es que uno utiliza un ítem en específico con el ZR (y el botón dedicado a dicho ítem.) Si el dibujo de una bomba aparece temporalmente encima de un enemigo, por ejemplo, uno debe lanzarle bombas para que aparezca el hexágono, y uno pueda comenzar a sacarle la mugre. Hay un poquito más de estrategia de lo que uno esperaría en “Hyrule Warriors: Age of Calamity”, y se agradece bastante.
Fuera de los cientos (y cientos) de enemigos que hay en cada mapa, como siempre, también hay generales (que hacen las veces de subjefes y cuentan con barras de vida), así como contrincantes más importantes para la trama. Y aunque en ciertas misiones resulta algo raro estar enfrentándose a especies que normalmente serían aliados de nuestros héroes, todo es justificado por la historia —felizmente—, lo cual resulta en una experiencia un poco más variada, e incluso, algo imprevisible. Ayuda, además, el que utilizar a alguien como Link (siempre favoreciendo espadas) se diferencia mucho de utilizar a Zelda (quien prefiere las runas), Revali (que tiene varios ataques aéreos) o Urbosa (tremendamente fuerte y con ataques que parecen pasos de baile). Puede que los principios de batalla sean los mismos con cada personaje, pero al menos hay suficientes diferencias en sus ataques, poderes especiales y movimientos, como para que la experiencia no se torne aburrida.
Me gustó, además, la manera en que está estructurada la campaña principal. Uno cuenta con un mapa de Hyrule —igualito al de “Breath of the Wild”—, en donde puede ir seleccionado misiones principales, muchas de ellas relacionadas a convencer a los diferentes Campeones de unirse a la causa. Pero si “Hyrule Warriors: Age of Calamity” termina siendo una experiencia longeva y variada, es porque cuenta con un montón de misiones secundarias, tanto así que resulta extremadamente fácil distraerse de la trama principal para hacer otras cosas. Tenemos desde misiones de entrenamientos, hasta retos con tiempo, y secciones donde simplemente se utilizan los ítems que uno va encontrando en las batallas para cocinar algo, o para otorgarle un upgrade a uno de los personajes con los que cuenta.
También se pueden activar diferentes tiendas —como una va encontrando armas por ahí, por ejemplo, es posible venderlas para conseguir más rupias, o hasta fusionarlas para obtener un arma incluso más poderosa, con alguna ventaja especifica que pueda mejorar la velocidad, ataque o defensa de su usuario. El mapa en así es extremadamente fácil de navegar, y como todo en “Hyrule Warriors: Age of Calamity”, hace uso de las mismas fuentes, colores y estética general de “Breath of the Wild”. Por ende, se termina sintiendo extremadamente limpio e intuitivo; fácil de navegar, pero llenísimo de contenido. No me sorprendería que llegar a completar el 100% del juego —todavía no lo hago— tomase más de 60 ó 70 horas. Obviamente, si sacarle la mugre a grupos aparentemente infinitos de enemigos no les cansa demasiado, no creo que tengan mayor problema en terminar este juego.
A nivel técnico, “Hyrule Warriors: Age of Calamity” es un juego meramente cumplidor; ciertamente no tan bien pulido como lo que uno esperaría de una entrega de esta franquicia (aunque sabemos que no se trata de uno de los juegos PRINCIPALES, no se preocupen). Las gráficas son excelentes —después de todo, el juego maneja exactamente la misma estética que “Breath of the Wild”, extremamente colorida, casi como si estuviésemos viendo una pintura. Y en el dock de la Switch, luce excelente. Las cosas cambian un poco, sin embargo, en el modo portátil de la consola —no es que el juego luzca mal ahí, pero ciertamente se ve algo borroso, no tan bine definido como uno esperaría. Y el framerate se puede ir al diablo cuando hay demasiados elementos en pantalla (y en ambos modos) —especialmente cuando más de un personaje está haciendo un ataque especial. No es algo que suceda con demasiada frecuencia, pero sí fastidia. ¡Y ni hablar del modo cooperativo local! Es jugable, es cierto, pero el framerate en dicha modalidad es increíblemente inconsistente, y durante los momentos de juego más intensos, puede bajar a una cifra ridículamente pequeña.
¿Me gustaría que “Hyrule Warriors: Age of Calamity” esté un poco mejor pulido? De todas maneras —especialmente considerando lo divertido que puede llegar a ser cuando se juega de a dos. Y aunque admiro el hecho de que hayan tratado de incluir algunos modos de juego diferentes, muchos de ellos no me terminaron de convencer —las secciones donde uno controla a las bestias, sintiéndose casi como una suerte de shooter, no están del todo mal, pero definitivamente hacían que extrañase el resto del juego. “Hyrule Warriors: Age of Calamity” mezcla muchos de los elementos de los juegos principales de la franquicia con lo que uno esperaría de un “Dynasty Warriors”, y en términos generales, no le va nada mal con dicha preparación.
“Hyrule Warriors: Age of Calamity” es el juego perfecto para los fanáticos de “The Legend of Zelda”. Está lleno de easter eggs, forma parte de la continuidad oficial de la franquicia, y hasta cuenta con cutscenes entretenidos y bien actuados (aunque debo admitir que luego de un rato, me comenzó a desesperar un poco la voz (en inglés) exageradamente “elegante” de la princesa Zelda). Y hasta los fanáticos de los títulos de acción deberían pasarla bien con él, involucrándose en batallas masivas, haciendo puré a medio mundo, y utilizando ataques especiales exagerados, coloridos y vistosos. La experiencia podría estar mejor a nivel técnico y de performance, es cierto, y como todo juego tipo Warriors, se puede tornar algo repetitiva si se juega por muchas horas seguidas, pero nada de eso es suficiente como para arruinar a “Hyrule Warriors: Age of Calamity”. Si lo que quieren es un título violento, excesivo y absurdo que se lleve a cabo en el mundo de “The Legend of Zelda”, se trata de una excelente opción. Si no se lo toman demasiado en serio, termina siendo increíblemente entretenido, y hasta adictivo. ¡Hyaaah!
Lo positivo:
Lo negativo: