Publicado: 27 de enero del 2017
Llega el momento en el que los fans de la franquicia de Capcom no podemos seguir con el autoengaño: A partir de Resident Evil 4, todo se empezó a venir cuesta abajo. Incluso la franquicia estaba empezando a tomar el rumbo más de un juego de acción y aventura común que de un Survival Horror, subgénero que justamente hace poco más de 20 años la saga de Capcom acuñó, marcando el terreno para la introducción de otras populares franquicias, años más tarde.
Con la salida de circulación de aquel breve pero espeluznante teaser de Konami que fue P.T (el único juego que en estos años consiguió sobresaltarme de la comodidad de mi sillón), empecé a pensar que el camino de los Survival Horror se hacía nebuloso y denso, con una serie de juegos que intentaban alcanzar la gloria de franquicias pasadas, pero que no lograban dar la talla para sus predecesores, dentro de los cuales se encontraba el mítico Resident Evil.
Y es así que, cuando creía que después de Resident Evil 6, ya estaba todo perdido para la franquicia (aún cuando la serie Revelations y los remasters no estuvieron mal, que digamos); puedo decir que Capcom me ha probado que estaba equivocado, y créanme que lo digo gustoso de haberlo estado. Porque con Resident Evil 7, Capcom demuestra que con una precisa mezcla de tiempo y presión, puede brindarnos experiencias únicas en cuanto a jugabilidad y narrativa, capaces de resucitar a la que es, a criterio de este redactor, una de sus franquicias más populares, si no es la más popular desde ya.
Resident Evil 7: Biohazard (que como vemos combina sus nombres occidentales y orientales), les guste o no a muchos fans, constituye un reboot para la franquicia (aún cuando le da ciertos guiños a títulos pasados). Y hay que destacar que para meterse en ese terreno, hay que tener ciertas agallas tomando en cuenta que esto podría conllevar a un fracaso. Visto desde un punto más amplio, es un reboot también para el género, empleando sistemas que, dadas las circunstancias como la introducción de la Realidad Virtual, pueden ser aprovechadas al máximo por otros títulos.
Digo esto desde ya, porque sé que existen fans puristas a los que les incomoda la idea de un reboot y sólo por eso ya lo considerarían negativo. Si consideras estar incluido dentro de este grupo, pues incluso leyendo este análisis tu opinión no cambiará. Pero si te interesa saber por qué deberías darle una nueva oportunidad a Capcom, en este análisis trataré de darte algunas ideas sobre el mismo y si vale la pena o no que juegues Resident Evil 7.
En Resident Evil 7: Biohazard te metes en los zapatos del protagonista, Ethan, quien desea averiguar lo que sucedió con su desaparecida esposa Mia Winters, para lo cual tomará la decisión de entrar a una tétrica mansión ubicada en Louisiana, Estados Unidos. Es en esta mansión, hogar de la familia Baker, que se empieza a desarrollar la historia del juego.
Esta carismática familia es la que te hará la vida imposible en muchas ocasiones durante el juego, fiel al estilo del subgénero de películas de terror norteamericano Hillbilly Horror, llamado también Redneck Nightmares y que nos hacen recordar por momentos a la familia Jupiter en The Hills have Eyes de 1977 o a la familia Odet en la serie de películas Wrong Turn.
Es cierto que esto no demuestra demasiada originalidad ya que en películas se ha visto bastante (sobre todo cuando notamos inspiración en «La Masacre de Texas»), pero también sabemos que al hacer un juego muy pocos buscan «reinventar la pólvora» por así decirlo, lo cual es perfectamente válido mientras se haga un buen trabajo. Precisamente Capcom aprovecha estos elementos para ofrecernos una experiencia rica en la construcción de los enemigos.
Jack, el padre (y a quien pudimos conocer en la demo), tiene fuerza sobrehumana y tremenda resistencia a los ataques. Marguerite, la madre (y en mi opinión el boss más complicado y mejor trabajado) puede lanzarte enjambres de insecto; mientras que Lucas, el hijo, tiene como habilidad la regeneración. Al principio no parecieran ser rivales tan rudos (como sí lo fue a nivel visual Nemesis en RE 3) pero conforme avanza el juego, te enfrentas a la impotencia de no poderlos vencer definitivamente y verte obligado a escapar y esconderte. Como buen Survival Horror, tus recursos son limitados, por lo que el usar todas tus balas en algún momento, puede que te termine costando caro más adelante al enfrentar a otro de los Baker. Son enemigos que a veces pueden darte un gran susto, pero otras confundirte por su IA, porque en ocasiones pasas delante de ellos y ni te ven.
Luego de pasar la primera hora aproximadamente, el juego empieza a mostrar un componente de exploración, lo cual en una casa oscura y en primera persona, incrementa la tensión, aún cuando no llegues a encontrarte a alguien. Es aquí donde se demuestra la capacidad de los japoneses para el terror psicológico, curiosamente empleando el escenario y jugando con el hecho de no saber qué encontrarás detrás de cada puerta.
La casa es, a su vez, un elemento clave al mantener una serie de elementos que aportan al desarrollo de la historia, y que en algunos casos nos recompensa con algunos easter eggs.
El juego también te premia con momentos de calma en forma de cuartos seguros, los cuales albergan los puntos de guardado, en forma de grabador de cintas, además de un almacén de objetos para guardar y sacar aquellos que te hagan falta, debido al poco espacio que tienes. Felizmente, vas a poder ampliar tu espacio, y créeme que lo vas a necesitar, sobre todo si para poder sintetizar medicinas, estimulantes o incluso crear municiones necesitas combinar diversos elementos que vayas encontrando y almacenando. No es que sea el Resident Evil más difícil que haya jugado, pero te recomiendo encarecidamente que grabes cada vez que puedas.
En cuanto al tema gráfico, vale mencionar que si bien el juego tuvo una ambientación magnífica, no se puede gozar de su total esplendor en la versión de PS4 «tradicional», contando con bajones de framerate constantes durante varias de las secuencias de acción del juego. Según los reportes que leí, esto no sucede con la PS4 Pro, en la que se puede jugar en 4K reescalado a 60 fps estables.
Para esta ocasión, decidí jugarlo completamente con el PlayStation VR y puedo decir que Capcom ha logrado conseguir que el jugador sienta que lo vive casi en persona. Aunque su uso constante con el paso de las horas resulta extenuante (recomiendo tomar algunos descansos), la compañía ha logrado pulir errores que en la demo provocaban mareos, como el giro de cabeza, haciéndolo fácil de configurar y suavizar en el menú de opciones. Gráficamente se siente un poco el bajón, pero lo recomiendo para todo aquel que desea vivir la experiencia del juego al máximo (y tenga el valor para hacerlo, claro).
Si tienen un PS VR, sin dudar les conmino a que disfruten este juego, porque de los juegos que he podido probar en este periférico, aún con sus limitaciones, es de lejos el mejor juego en realidad virtual que haya probado hasta el momento, y es una clara guía de hacia dónde deberían apuntar los juegos de terror de aquí en adelante.
En un juego de este tipo, decir algo así muchas veces entusiasma, pero lamentablemente no lo digo en ese sentido. Si bien el level design del juego es prácticamente impecable, el punto flojo de Resident Evil 7 no es la dificultad de sus puzzles ni sus bajones gráficos, algo hasta por momentos del juego fácil de olvidar; sino lo decepcionantes que son las peleas con los boss.
No sólo es por el hecho de que los ataques se sentían extraños, sino porque prácticamente no había un feedback sobre el nivel de daño que estabas provocando en ellos, de modo que cuando los vencías no resultaba creíble el verlos derrotados. A lo sumo, con la iluminación del juego, pude identificar (o al menos eso creo) que los enemigos eran vulnerables en las partes «burbujeantes» de su cuerpo. Además, la IA de los mismos por momentos se notaba pulida, pero por otros resultaba hasta extraña. Y esto se terminó notando mucho más camino al final del juego.
Es así que, siendo bastante sincero, hubiese preferido un final al ritmo que se mantenía hasta después de la mitad del juego, y de haberse mantenido así, hoy estaríamos hablando de una obra maestra del género, la cual Resident Evil 7 no es.
Resident Evil 7: Biohazard es un muy buen regreso a los orígenes de la saga, aunque se tuviese que hacer con un reboot. Capcom te muestra el juego con crudeza y mucha sangre de por medio, en una pieza bastante lograda y que marca un camino a seguir para el resto de juegos del género y para aquellos que quieran aventurarse en brindar experiencias en Realidad Virtual. El juego dista de ser perfecto , pero sin duda es el mejor juego no sólo de Resident Evil, sino de terror en los últimos años.
Nota: El análisis de Resident Evil 7: Biohazard fue realizado con una copia física de retail en su versión de PlayStation 4. Además fue jugado en forma íntegra utilizando el PlayStation VR.
Lo positivo:
Lo negativo: