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«Resident Evil: Capítulo Final» – ¡Que venga el reboot!

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Publicado: 29 de enero del 2017

Resident Evil es una saga cinematográfica que comenzó de forma decente, pera luego ir decayendo poco a poco, película por película, hasta llegar a este imperdonable “Capítulo Final”. No, la primera entrega no es un clásico ni mucho menos; es más, ni siquiera es una buena película en el tradicional sentido de la palabra, pero al menos estaba más preocupada por asustar a su público y desarrollar una historia con tensión que de atacarlo con secuencias de acción catastróficas y efectos especiales de quinta. Tampoco era muy fiel a los juegos, pero ese es un tema del que, a estas alturas del partido, ya deberíamos dejar de quejarnos.

Lamentablemente, no puedo decir nada igual de positivo sobre Resident Evil: El Capítulo Final.

De lo más simplista

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La trama es tan básica que puedo haber sido escrita por un adolescente borracho. Alice (Milla Jovovich) es de una de las pocas sobrevivientes del desastre de Racoon City (y de varios otros desastres, si nos ponemos a pensarlo). Al comienzo de esta película se entera de que la Umbrella Corporation, por alguna razón, está escondiendo un antídoto para el T-Virus que hizo que el mundo se vaya al diablo. Para obtenerlo, tiene que regresar a Racoon City y, previsiblemente, enfrentarse a cientos de zombies, monstruos, e incluso al siniestro Dr. Isaacs (Iain Glen, mejor te va en Game of Thrones). En el camino, nuestra invencible heroína se encontrará con algunas caras conocidas, incluyendo a Claire Redfield (Ali Larter).

Y eso es, básicamente. Personaje va de punto A y punto B para encontrar su MacGuffin, y en el camino tendrá que pelear contra cientos de criaturas de la manera más sangrienta posible. Nada más.

Una trama así de sencilla no sería un problema si es que la cinta fuese entretenida, estuviese poblada por personajes interesantes, o lograra encontrar una manera muy visual de transmitir temas intrigantes o de avanzar su historia (como lo hizo la espectacular Mad Max: Furia en el Camino). Lamentablemente, ese no es el caso. Se supone que la película es una conclusión de todo lo que hemos visto en las entregas anteriores, y aunque logra atar un par de nudos, también deja abiertos varios huecos— digo, cráteres en la trama. El hecho de que hayan varios personaje de las películas anteriores que, por alguna razón, no aparecen en este Capítulo Final, es suficiente como para generar decenas de preguntas.

¿Mad Alice?

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Desafortunadamente, con cada película de la saga, Paul W.S. Anderson (quien comenzó su carrera bastante bien con la entretenida Mortal Kombat y la visceral Event Horizon) se ha ido preocupando más por la acción frenética y los homenajes a películas superiores, que por generar sustos o desarrollar una atmósfera palpable. La tercera película, por ejemplo, era algo así como un Western (con pueblos abandonados y un desierto gigante), y la cuarta o la quinta (o quizás las dos, ni me interesa) se sentían como copias baratas de Matrix, abusando de los trajes de cuero y las secuencias de acción en cámara lenta.

Para esta última entrega, Anderson ha decidido copiarse de Mad Max: Furia en el Camino (al menos hasta antes de que Alice llega a Raccoon City). ¿Desierto posapocalíptico? Lo tenemos. ¿Secuencias de acción con vehículos? Sí claro. ¿Algo de la tensión y emoción tan características de la obra de George Miller? Nada de nada. Es como si Anderson hubiese visto dicho filme sin entender exactamente qué es lo que lo hace tan genial, copiando solo los elementos superficiales y estéticos, insertándolos en su mundo vacío y carente de personajes intrigantes.

Editor hiperactivo

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Tampoco ayuda el que se haya olvidado de cómo dirigir acción. Comparen, por ejemplo, los combates de Mortal Kombat con los enfrentamientos en Resident Evil: Capítulo Final. En el primer ejemplo, cada enfrentamiento es presentado y escenificado con claridad, haciendo un uso limitado de cortes y moviendo la cámara solo cuando es necesario. En este segundo ejemplo, lamentablemente, Anderson decide presentar las escenas de acción de la manera más confusa posible, cortando de ángulo a ángulo cada medio segundo, moviendo su cámara como si estuviese muerto de los nervios, y abusando de los primeros planos.

Esto resulta en peleas francamente aburridas y confusas. No hay sensación de espacio; es casi imposible de entenderlas. Y carecen de tensión porque, como en las tres o cuatro películas anteriores, Alice es una superheroína invencible, capaz de matar cientos de zombies sin soltar una gota de sudor. Una protagonista de acción debe ser vulnerable, humana; uno tiene que sentir que puede estar en peligro, que las cosas le pueden resultar mal. El caso de Alice, sin embargo, es único en que todo le sale bien. Solo piensa en matar, y eso es precisamente lo que hace. “Los mataré a todos”, dice en determinado momento de la película. Y le creemos. Le creemos demasiado.

Ojalá sea el final

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Milla Jovovich no es una mala actriz (pero hey, tampoco es Meryl Streep), pero le dan un material tan mediocre con el cual trabajar, que le es imposible otorgarle algún tipo de personalidad a Alice. Es una máquina de matar, nada más. Ali Larter es aburrida como Claire (y no se parece en nada al personaje de los juegos), es Wesker de Shawn Roberts tiene muy poco qué hacer, e Iain Glen, talentoso y siniestro, hace lo que puede con un villano que a estas alturas del partido ya debería estar bien muerto. Supongo que al menos le pagaron bien para aparecer en este bodrio. (Y en los anteriores).

Resident Evil: Capítulo Final no solo es una mala adaptación de los juegos; es una pésima película, y punto. Está terriblemente editada, los efectos especiales son mediocre, los personajes son más planos que una tabla de planchar, y la cinta ni siquiera contiene suficiente fan service como para mantener entretenidos a los fanáticos de la serie de Capcom. Claire, en determinado momento, se pone su outfit de Resident Evil Revelations 2… ¡y eso es todo! El Capítulo Final es el insulto final a los cinéfilos y fanáticos de los juegos por parte de Paul W.S. Anderson, un filme insufrible que, con suerte, verdaderamente será el final de la saga. ¡Que venga el reboot, por favor!

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