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Resident Evil: La Extinción (2007) – el director de Highlander hace lo que puede

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Publicado: 09 de abril del 2017

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Solos en el desierto…

Junto con la primera entrega, Resident Evil: La Exitinción es la película más decentita de la saga. Dirigida por el experimentado Russell Mulcahy (Highlander), el filme avanza a buen ritmo, presenta secuencias de acción visualmente espectaculares y con harta sangre, y al menos propone algo diferente a lo realizado en los dos filmes anteriores. El guión sigue siendo más tonto que un puñado de piedras, y el personaje de Alice sigue siendo un completo enigma, pero La Extinción no resulta ser tan ofensivamente idiota como su predecesora.

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El virus-T se ha expandido, causando un verdadero apocalipsis en todo el mundo. La película nos cuenta la historia de Alice (Milla Jovovich) y un grupo de sobrevivientes, el cual incluye a Claire Redfield (Ali Larter), un personaje de los juegos; Carlos Oliveira (Oded Fehr), quien está de vuelta luego de haber sido introducido en la cinta anterior; la Enfermera Betty (Ashanti); L.J. Wade (Mike Epps), quien desespera un poco menos esta vez; K-Mart (Spencer Locke), una chica que fue encontrada en la tienda del mismo nombre (pero que product placement más sutil), Chase (Linden Ashbey), un vaquero y ex policía, y un par más que realmente no vale la pena mencionar.

¿Su misión? Atravesar el desierto de Mojave hasta Alaska para escapar del apocalipsis zombie. Previsiblemente, se encontrarán con una buena cantidad de muertos caminantes durante su travesía, así como algunos obstáculos puestos por el Dr. Alexander Isaacs (Iain Glen) y Albert Wesker (Jason O’Mara). A este último lo vemos teniendo una serie de reuniones con miembros de Umbrella, y finalmente ordenando que se capture a Alice inmediatamente.

Algo distintas a las anteriores

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A diferencia de sus predecesoras, La Extinción no favorece corredores oscuros y claustrofóbicos, o grandes calles vacías o destruidas, por las que un zombie podría aparecer en cualquier momento. No, la película le debe mucho a producciones como Mad Max o historias como The Road, the Cormac McCarthy. Presenta un mundo abandonado, ciudades consumidas por la arena y el viento, y parajes desolados llenos de luz solar y mucha tierra, en donde se desarrollan incontables secuencias de acción, llenas de sangre y monstruos mutilados. Es una estética, debo admitir, distinta a lo que uno esperaría de una película de zombies, y que hasta cierto punto funciona.

Digo hasta cierto punto, porque fuera de lo inesperado que pueda sentirse por unos momentos, el estilo que le otorga Mulcahy a la película no puede terminar de salvarla. Como siempre, el guión es simplista y previsible —los personajes tienen que ir de punto A a punto B, se encuentran con zombies y pájaros monstruosos y una criatura llamada The Tyrant, y tienen que matar a todos. Algunos de los protagonistas mueren —a veces heroicamente, a veces innecesariamente—, pero Alice sobrevive, siempre pulcra, siempre con el pelo ordenado y su outfit intacto (si han visto los filmes anteriores y saben de la existencia de las secuelas, esto no es un spoiler).

Más acción que terror

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La Extinción no es una película compleja en lo absoluto. Es más, ni siquiera es particularmente terrorífica. Si, hay un par de criaturas perturbadoras, escenas sangrientas, y uno que otro jump scare que funciona, pero Mulcahy no sabe aprovechar muy bien sus escenarios o sacarle suficiente tensión a las situaciones como para que su público termine gritando de miedo. La película se ve muy bien, y al menos logra hacer algo diferente a lo esperado, pero lamentablemente esto no resulta en un producto muy superior a lo anteriormente visto. Simplemente es menos malo.

Violencia por doquier, balazos y sangre y una Alice, para variar, invencible. Eso es todo lo que tiene que ofrecer Resident Evil: La Extinción. Es entretenido, no lo voy a negar, pero si Anderson, Mulcahy y compañía sentían que esta era una historia que debía contarse, pues no lograron darlo a entender con la película. Alice sigue siendo una protagonista aburrida, sin personalidad ni conflictos internos ni nada, y los personajes sacados del juego —como Claire Redfield o Wesker— no logran hacerle honor a sus orígenes de 32 bits. Es un problema cuando los personajes sintéticos están mejor actuados que los de carne y hueso.

Hablemos, más bien, de los efectos visuales. No, no me refiero a los zombies, monstruos, o a la ciudad de Las Vegas consumida por el desierto (una imagen bastante espectacular, debo admitirlo). Me refiero al rostro de Jovovich, ya de por sí bastante atractivo, retocado y suavizado digitalmente para verse… ¿más estético? Quién sabe cuál era el objetivo de Mulcahy y Anderson. Lo único sobre lo que puedo escribir es el resultado final: una Alice que, en ciertos primeros planos, parece un maniquí viviente, un desastre de Photoshop que se mueve, de apariencia más falsa —y perturbadora— que muchos de los monstruos amorfos del filme. No entiendo por qué alguien querría meterse con la cara de Milla Jovovich… ¡y mucho menos su esposo!

Al menos no es un desastre absoluto

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No hay mucho más que pueda escribir sobre Resident Evil: La Extinción. Resulta más divertida y visualmente interesante que sus predecesoras porque Mulcahy es mejor cineasta que Anderson (vean Highlander y The Shadow), pero lamentablemente el guión del segundo no está a la altura de los talentos del primero. Repetitiva, violenta, y con una historia demasiado básica, La Extinción es entretenimiento ligero y mediocre. Los fanáticos seguirán molestos por la manera en que desperdician a los personajes de los juegos, y el resto olvidará todo lo relacionado a la película un día después de haberla visto. Sabes que tu franquicia es terrible cuando eso es lo mejor que puedes decir sobre una de tus entregas superiores.

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