Por Sebastian Zavala
Publicado: 26 de agosto del 2017
La primera película de Silent Hill es una de las adaptaciones más decentes de un videojuego a la pantalla grande. Dirigida con estilo por el cineasta francés Christoph Gans, es un filme de terror muy atmosférico, que compensa muchas de sus deficiencias narrativas con secuencias de suspenso puro, y mucha pero mucha sangre. En general no es nada del otro mundo, pero en comparación al resto de cintas basadas en videojuegos, es una obra maestra.
Y como contaba con algo bueno entre manos, Hollywood tenía que arruinarlo con una secuela. Esta vez dirigida y escrita por Michael J. Bassett (Solomon Kane), Silent Hill: Revelación es un filme confuso, idiota, visualmente caótico, y carente de suspenso o terror. Toda la atmósfera desarrollada por Gans en su predecesora ha desaparecido, y ha sido reemplazada por puros ruidos fuertes, “¡BUUS!” y actuaciones mediocres por parte de un talentoso reparto que, siendo honestos, merece algo mucho mejor.
La australiana Adelaide Clemens interpreta a Heather Mason, una adolescente que no puede dejar de tener pesadillas sobre el misterioso pueblo de Silent Hill. Cuando su padre, Harry (Sean Bean, quien repite el mismo rol aburrido que tuvo en la película anterior), es secuestrado, Heather decide viajar a este terrorífico lugar, acompañada de su amigo Vincent (Kit Harington, de Game of Thrones). Una vez ahí, se involucrarán con toda una serie de horrendos personajes, desde el perturbador Malcolm McDowell (La naranja mecánica), hasta la demoniaca Carrie-Anne Moss (Matrix, Jessica Jones).
Puede que suene algo obvio, pero el objetivo más importante de una película de terror debe ser causar miedo. La primera cinta de Silent Hill me resulta muy perturbadora, todo gracias a la palpable atmósfera de horror que Gans logra otorgarle a dicho pueblo fantasma. Uno realmente se siente metido en este mundo lleno de niebla, en donde todo se puede ir al infierno (literalmente) en cualquier momento. Desgraciadamente, Bassett no tiene el mismo talento que Gans; su Silent Hill es plana, inerte, carente de personalidad o de cualquier elemento visual medianamente interesante. El pueblo de Gans verdaderamente se sentía como el infierno sobre la tierra; el de Basset parece más uno de esos juegos “terroríficos” de carnaval.
Al estrenarse en cines, el márketing de la película enfatizó mucho el efecto 3D, tanto así, que en muchos mercados el titulo completo era Silent Hill: Revelation 3D. Desafortunadamente, como muchos directores que no se llaman Cameron o Cuarón, Bassett simplemente no sabe cómo utilizar el 3D. En vez de crear una sensación de profundidad, en vez de utilizar el efecto para enfatizar ciertos elementos del diseño de producción o las secuencias de acción, simplemente decide arrojar cosas a la cámara —¡hasta dedos sangrientos!— para sorprender a su público. No funciona, y se siente incluso más cursi cuando se ve la película en 2D.
Los efectos visuales, adicionalmente, no son nada del otro mundo. Sí, Revelación al menos tiene la decencia de ser para mayores de 18 años, lo cual quiere decir que incluye muchas escenas sangrientas de desmembramiento y otros horrores, pero en vez de usar efectos prácticos, Bassett parece ser un fanático de las imágenes digitales: Revelación daría más miedo si es que sus momentos más horripilantes lucieran realistas, pero ese no es el caso. La película se asemeja mucho al videojuego no porque sea igual de interesante o tensa, si no porque luce igual de digital y sintética.
Las actuaciones no ayudan para nada a la película. Adelaide Clemens es bella, y parece saber cómo defenderse en situaciones de peligro, pero no logra darle una personalidad particularmente fuerte o intrigante a Heather. Kit Harington se ve perdido la mayor parte del tiempo; al igual que Clemens, es una persona atractiva —hacen una buena pareja juntos— pero como héroe de acción (¿de terror?), no me lo creo. Carrie-Anne Moss no tiene mucho qué hacer (hasta parece tener vergüenza de estar apareciendo en la cinta), Sean Bean claramente regresó únicamente por la plata, Malcolm McDowell sigue demostrando que no tiene vergüenza alguna a la hora de aparecer en filmes de baja calidad, y Radha Mitchell (la protagonista de la primera cinta) aparece únicamente en flashbacks. De la que se salvó.
Habiendo jugado solo algunas de las entregas de la franquicia para consolas de Sony y hasta de Nintendo (disfruté mucho de Silent Memories para la Wii), no puedo decir que sea un experto en la historia de Silent Hill. Sin embargo, algo sé sobre la mitología de los juegos, por lo que me sorprendí al sentirme tan confundido mientras veía Revelación. Esta es una película hecha únicamente para los fanáticos de los juegos (y eso); los demás entenderán poco o nada de la trama tan enredada e incoherente que Bassett ha escrito en su guion. La premisa inicial de redención y búsqueda de un ser querido no está mal, pero una vez que le agregan medallones, profecías, y una toma final con carros de policía, todo se va al diablo.
Silent Hill: Revelación es una decepción total, una producción aburrida, carente de sustos o de personajes bien desarrollados. Es una pena que una de las adaptaciones más decentes de un videojuego al cine haya terminado con una secuela tan sosa e incoherente, capaz de desperdiciar un reparto tan de lujo con un guion tan interesado en complacer a los fanáticos de los juegos, que termina ignorando a todos los demás. Les recomiendo que se queden con la primera Silent Hill; esta segunda entrega no hará más que malograr los recuerdos que puedan tener de aquella perturbadora y atmosférica cinta.