Se han escrito tantas líneas acerca del apabullante éxito de Fortnite que no vale la pena repetir cómo es que este juego ha desatado una fiebre en los Estados Unidos y la mayor parte del mundo. Pero al ser una tendencia tan importante, está afectando la vida social de miles de niños… y de sus padres, que buscan ayudarlos para que destaquen en este juego.
Es así que se han reportado casos de padres de familia que pagan por clases particulares de Fortnite para sus hijos en edad escolar, con la finalidad de que mejoren su nivel. Así es, algo que hace pocos años hubiera sido impensable, padres pagando para que sus hijos jueguen mejor (y sin que necesariamente se dediquen a los esports), ahora está ocurriendo.
The Wall Street Journal recogió algunos de estos casos, como el de la señora Hicks de Inglaterra, quien pagó 50 dólares para cuatro horas de clases de Fortnite para su hijo. “Hay presión social no solo para que jueguen Fortnite, si no, para que sean buenos. Imagina cómo será para él en el colegio”, comentó la madre.
Otro padre, Nick Mennen, está pagando clases de 20 dólares la hora para su hijo de 12 años en Texas, aunque ellos sí tienen aspiraciones de que el pequeño, Noble, pueda competir en e-sports o al menos ganar algunos torneos. Nick asegura que ha rendido frutos, ya que su hijo antes ganaba una partida de vez en cuando, y ahora “puede ganar 10 o 20 veces”. Incluso hay un padre de familia que ha tomado clases de Fortnite para poder jugar junto con sus hijos de 6 y 11 años, y ahora juega mejor que ellos.
Lo que tienen en común casos como estos es que Fortnite se ha convertido en una actividad social, un símbolo de estatus, e incluso una suerte de camino para lograr éxito entre sus pares o a nivel familiar. Y por más que el juego sea querido u odiado por sus mecánicas o gráficos, Fortnite parece haber llegado para quedarse en Occidente, y podría repetir de cierta manera el éxito cultural que títulos como Starcraft lograron en Asia hace unos años.