La Surface Pro 2017 fue una de las más grandes novedades del 2017. Este equipo podía configurarse para usar un procesador Core i5 7300U sin ventiladores. El control de temperatura quedaba entonces a cargo de un sistema de refrigeración pasiva y silencioso.
Sin embargo, los resultados no han sido los más óptimos y este portátil ha reportado una serie de problemas. Uno de los más preocupantes es el efecto de “throttling” que se produce cuando las temperaturas de funcionamiento alcanzan los 57 grados.
En consecuencia, las frecuencias del procesador se ven reducidas para no afectar el funcionamiento del sistema. Esto genera una pérdida de rendimiento bruto que afecta, sobre todo, a los usuarios más exigentes.
Además, esta situación se da tanto en procesadores Core con o sin disipación activa. No obstante en el primer caso se da con una menor magnitud. La solución para Microsoft sería introducir un sistema de refrigeración más potente ya que al actual le resulta complicado disipar el calor de un Core i5 7300U.