La historia de Ezio Auditore cumple una década, así que acompañanos a reflexionar sobre Assassin’s Creed II y sus consecuencias
En estos tiempos, Assassin’s Creed es una gran máquina de dinero para Ubisoft, que existirá hasta dejar de ser rentable. Con ya más de diez entregas, se ha convertido en una franquicia importante para ellos. Además de contar con contenido transmedia como una película, una gran cantidad de libros, comics, una sinfonía y mucho más. Es loco pensar que, hace diez años, todos estos pilares de producción no existían. Solo había un equipo creativo, con el deseo de contar una historia sobre el pasado. Este fue el equipo que creó Assassin’s Creed II.
Ya han pasado diez años desde que lanzó Asssassin’s Creed II, disponible en Xbox 360, PlayStation 3 y PC. Fue un juego que dejó un impacto rápidamente, llevándose premios a lo largo del año y convirtiéndose en un gran éxito económico. No es que su predecesora haya sido odiada, todo lo contario, pero si tenía serias limitaciones como resultado de ser la primera entrega. Con AC II, lo que no funcionaba recibió mejoras y la historia se convirtió en un aspecto del juego mucho más desarrollado. Igual tenía problemas, que son más fáciles de encontrar el día de hoy, pero representó un paso adelante.
Desde entonces, la franquicia se atoró con la historia de Ezio Auditore (protagonista de AC II) por un par de entregas. Tanto Brotherhood como Revelations lo tuvieron de protagonista, antes de abandonarlo en AC III y crear así la tradición de que un assassin debía solo protagonizar un título principal. Assassin’s Creed IV fue lo más cercano que ha estado la franquicia a repetir el éxito y aclamo universal de AC II.
El siguiente juego de Asssassin’s Creed se encuentra en desarrollo en este mismo momento.