Muy pocas experiencias en los videojuegos son como explorar las diferentes ciudades y pueblos de The Elder Scrolls V: Skyrim
Es raro pensar que The Elder Scrolls V: Skyrim fue lanzado en esta década, la industria se siente tan diferente. Tras un maravilloso juego como The Witcher 3: Wild Hunt, puede ser difícil encontrarle un espacio a TES en esta lista. El paso de los años parecen solo hacer que los errores de The Elder Scrolls V se hagan más notables. Una historia algo vacía, problemas técnicos por todas partes, un estilo visual no muy atractivo, y algunas mecánicas inútiles. Sin embargo, este título tiene algo que no muchos en la industria comparten: inmersión.
El mundo de Skyrim es uno en el que el jugador se puede sumergir y pasar horas sin problema. La cantidad de mecánicas, opciones de combate, opciones de exploración y posibilidades en cuanto al gameplay en general son gigantescas. Eso significa que, de cierta forma, puedes hacer lo que tu quieras dentro del juego. Para algunos esto puede sonar aburrido o hasta una pérdida de tiempo, pero cuanto comienza a engancharte el deseo de explorar el mundo, las horas se convertirán en destellos. El carisma de Skyrim es difícil de describir.
¿Qué hace a este juego tan divertido? No hay un factor solitario que pueda ser señalado. Quizás sea la sensación de aventura al entrar a un calabozo y encontrarse con vampiros. Quizás sea la aventura de visitar una ciudad que está al otro lado del mundo para buscar una nueva armadura. Podría ser la diversión de probar una nueva arma o la emoción de seguir un quest extravagante. Skyrim no es un juego que tenga un momento espectacular, porque los momentos los genera el jugador. Así que, tu momento más divertido con este título es distinto al mío.
Esta inmersión, esta magia de generar experiencias personales, hacen a The Elder Scrolls V: Skyrim uno de los mejores juegos de la década.