Hellblade: Senua’s Sacrifice es el más reciente título creado por Ninja Theory, estudio creador de juegos como Heavenly Sword, Enslaved: Journey To The West y el más reciente reboot de la franquicia Devil May Cry: DmC. El juego nos narra la historia de Senua, una guerrera nórdica que parte hacia el reino de los muertos, en búsqueda del alma de su amado fallecido; mientras es consumida internamente por una oscuridad que la ha maldecido.

 

 

A excepción de Heavenly Sword, no he sido seguidor de los títulos de Ninja Theory. En particular por DmC, ya que nunca terminó de gustarme el cambio radical que le dieron a la saga de Capcom. Pero no por esto puedo poner en duda la calidad de los trabajos del estudio, simplemente admitir que nunca terminaron de ganarme como fan.

Parecía que lo mismo ocurriría con Hellblade pues el juego se vendía mucho a través de su impresionante acabado gráfico y el avanzado sistema de captura de expresiones faciales; detalle que suelo considerar superficial, pero que siempre se colocaba primero en todo publicidad. Afortunadamente, con la salida del juego, pude descubrir que Hellblade era más que gráficos y que eran solo el método empleado para lograr algo mayor.

Así que, habiendo terminado el juego recientemente, me gustaría aprovechar que el juego aun está fresco en la mente de muchos y en la mira de otros; no solo para recomendarlo sino también para hablar de aquellas conclusiones que me dejó este gran juego.

 

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Senua es un personaje mucho más humano, imperfecto y real que el típico héroe de fantasía.

 

Hellblade: Senua’s Sacrifice tiene gráficos impresionantes, sea en PC o PS4, basta con ver una foto para dejar eso en claro; pero es la forma como utiliza este y otros recursos lo que lo hacen una experiencia sumamente especial.

La primera muestra es lo bien aprovechado que está el apartado sonoro. Desde el inicio del juego se nos deja en claro que Senua no está del todo bien de la cabeza. Nuestra protagonista escucha voces dentro de sí constántemente, algunas de gente conocida, otra de seres imaginarios; cada una llegando al jugador por distintos canales de audio. Y no solamente en momentos clave o cinemáticas, no, nos acompañan a través de todo el juego y a cada segundo, guiándonos y confundiéndonos al mismo tiempo.

Ninja Theory puso gran énfasis en su estudio de la esquizofrenia, un desorden mental bastante serio y que veo por primera vez en una historia de fantasía. Esto hace a Senua un personaje mucho más humano, imperfecto y «real» que el típico héroe épico, pero a la vez, hace que cada una de sus victorias frente a esta oscuridad, que la tortura en su interior, sea mucho más satisfactoria.

La humanidad de Senua, expuesta más de lo normal gracias a su desorden, es un complemento perfecto para eso de lo que tanto se habló antes del lanzamiento de Hellblade: Su manejo de expresiones faciales.

[Actualización: Uno de los miembros del staff de MasGamers, con estudios en psicología, me indica que lo que sufre Senua es más cercano a un Transtorno Delusivo Paranoide, ya que la esquizofrenia incluye desorganización en el pensamiento y lenguaje. Esto no aplica aquí ya que las voces que escuchas arman oraciones coherentes]

 

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La actriz y editora de Ninja Theory, Melina Juergens comunica exactamente como se siente Senua con cada expresión de su rostro.

 

El sistema de captura de rostros de Ninja Theory es sin duda excepcional. Las expresiones de la actriz Melina Juergens, quien hasta antes de Hellblade era la editora de video en Ninja Theory, son capturadas a la perfección. La actriz hace un trabajo increíble dejando muy claro como se siente Senua en cada una de las escenas del juego, muchas de las cuales presentan momentos crudos y dolorosos que pueden afectar a los más sensibles, aun si no nos queda claro si ocurren dentro o fuera de su mente.

Gracias a este experto uso de los factores audiovisuales del juego, Ninja Theory logra transmitir de forma muy íntima y directa el sufrimiento de la protagonista. Detalle que, personalmente, creo que ningún medio «no interactivo» podría comunicar tan efectivamente.

Esto se debe a que Hellblade utiliza muy bien las piezas que arman a un videojuego para comunicar su mensaje por completo. Los avanzados gráficos nos dicen lo que siente el personaje y las voces nos coloca dentro de su alterado estado mental en todo momento, ya sea que estemos luchando o solo caminando. Pero es el saber que de nosotros depende cada paso de la misión de Senua y por tanto su éxito o fracaso lo que realmente impacta.

 

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Cada batalla en Hellblade se siente peligrosa y un reto en el que quieres ayudar a Senua a triunfar a como de lugar.

 

Incluso las batallas, que deberían ser las partes menos «densas» del juego nos dejan saber a todo momento (gracias a las voces algunas alentándote y otras buscando tu fracaso) que Senua está luchando con todo por su vida y su misión.

Ella no es un superhéroe invencible y aun si las mecánicas de combate son simples, cada batalla ya sea con enemigos normales o jefes se siente peligrosa y un verdadero reto donde quieres ayudar a Senua a triunfar a como de lugar y demostrarle a esas voces negativas que puedes superar todo lo que el juego te lance.

Sumémosle a esto la posibilidad de morir permanentemente si caemos abatidos muchas veces (permadeath) y ya no es una cuestión de decir «bueno si pierdo vuelvo a intentar» sino de realmente tener nuestros sentidos al máximo y poner toda nuestra habilidad en cada enfrentamiento, pues el riesgo se vuelve cada vez más real con cada derrota.

Ningún medidor o barra nos indica cuantas «vidas» nos quedan, solo tenemos el brazo de Senua y una desagradable oscuridad que lo consume buscando llegar a su cabeza; punto en el que el game over se hace definitivo. Otro detalle que nos sumerge más en el juego y no con palabras ni tutoriales.

 

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Hellblade: Senua’s Sacrifice es un muy buen ejemplo de como el avance tecnológico debe complementar al videojuego y no al revés.

 

Hellblade Senua’s Sacrifice es un juego corto, de unas 8 horas y sin ningún tipo de misión alterna o enorme mundo abierto, solo unos pocos audios coleccionables de mitología nórdica. Sin embargo, esta aparente simpleza es solo la base para una de las experiencias más personales que he vivido en un videojuego desde Heavy Rain o Metal Gear Solid 4.

 

Conclusiones

Hellblade: Senua’s Sacrifice deja en claro que el avance tecnológico debe complementar al videojuego y no al revés. De nada vale tener el mundo más enorme o los personaje más realistas si el juego no logra comunicar lo que desea, ya sea diversión, poder, tensión, terror, drama, etc. Si la avanzada tecnología actual puede darnos más ejemplos como Hellblade, quizás ya no considere a los gráficos como algo superficial de ahora en adelante.

Esta columna fue escrita luego de jugar de principio a fin una copia de Hellblade: Senua’s Sacrifice para PlayStation 4, brindada por Ninja Theory. Pueden leer el análisis completo de la versión de PC aquí.