Es muy probable que todos hayamos oído o leído esta historia, la de un plomerito con overall azul, camiseta y gorra rojas, con un gran bigote y una no menos discreta nariz. Es probable también que sea más fácil todavía escribir su nombre en Google y encontrar miles; mejor dicho millones de artículos, imágenes, fan art, mods de sus juegos, trucos y secretos y parodias que circulan por toda la web.
Todo esto nos serviría (obviamente) para darnos cuenta que es un ícono en la industria de los videojuegos pero también un referente cultural a nivel universal; no hay quien no reconozca su imagen y no hay quien no identifique su música, no es requisito ser fan de los videojuegos para llegar a esta conclusión. Aunque suene a blasfemia para las personas de generaciones anteriores a la nuestra (tengo más de 30 años) puedo afirmar sin duda que Mario es el equivalente a Mickey Mouse de nuestro siglo, del fin de siglo pasado y de los siglos venideros. No lo aseguro como Nintendo fanboy, lo aseguro, porque Mario nació y sigue evolucionando en el medio de entretenimiento más interactivo y con más potencial que todas las otras industrias del entretenimiento vigentes (cine, tv, etc.).
La importancia e influencia que ha ejercido Mario en los videojuegos es evidente y ha mostrado su magia a todo jugador, sea casual o hardcore.
Pero suficiente con el preámbulo, la intención de este artículo no es parecer un experto o un gurú, o ser un insoportable sabelotodo, pues nadie puede jactarse de serlo en este gran universo de los videojuegos con tanta variedad y porque los gustos de cada uno son distintos. Mi verdadera intención es hacer un tributo, un reconocimiento; como testigo, como fan, como jugador y como alguien que nunca va a dejar los videojuegos, porque así juegues peleas, deportes, carreras, rpg´s, etc. TODOS están en deuda con este personaje y su creador.
Regresando al Génesis
En un principio Mario fue un actor secundario en el juego Donkey Kong, allá por el año ´81, su labor era rescatar a la dama en apuros, (aún no existía la princesa Peach). Realmente fue un éxito al igual que sus contemporáneos Pac-Man y Space Invaders en todos los arcades (o pimbol) de medio mundo, y sobre esto hay hasta un documental llamado King of Kong, lo recomiendo.
Luego vino la conversión a las consolas caseras de la época: Atari 2600, Colecovision, etc. Ya para la secuela Donkey Kong Jr., Mario se convertía en el villano que tenía capturado al simio (¿harán algún día un juego con la revancha?).
Para el año 1983 aparece el primer juego con el nombre “oficial” de Mario Bros. No había nada más que hacer que eliminar a las tortugas y demás bichos que salían de los tubos. También aparece aquí un jugador cooperativo que después se convertiría en Luigi, ya en este momento la industria estaba en crisis; crisis de ideas, de recursos, también era evidente que se consideraba un hobby, no era un negocio serio, pues los fans estaban divididos; los que frecuentaban los pimbol nunca iban a encontrar la calidad de gráficos y sonidos en un Atari, ni siquiera en el 7600 que fue la última versión que hubo y tuve la oportunidad de jugar daba la experiencia que todos buscábamos al meter nuestra ficha en una maquina; era más bien algo entretenido para los niños y para los adultos solo un juguete más. Es en este momento de crisis que en el año 1984 una compañía japonesa decide lanzar su propia versión de un “juguete interactivo casero” ese juguete se llamó Famicom y acá en Perú lo conocimos primero en su versión imitación; o sea el llamado Maxplay, muy publicitado, muy caro y muy anhelado también.
Para aquellos que tuvimos la fortuna de tener un primo o amigo con un Nintendo, fue como el viaje a la luna, como el nuevo inicio de una era, si antes los juegos sólo tenían una paleta de 10 colores aproximadamente, si los efectos de sonido eran genéricos (boom, crash, zap) y si además los juegos parecían no tener un objetivo, una meta, un final y todos los niveles y subniveles eran iguales en forma y apariencia lo que llegó a nuestros sentidos fue demasiado.
El día que el señor (Mario) llegó a mí
Aunque el título parezca propaganda de iglesia evangélica (sin ofender) lo que se nos presentaba era algo increíble, era como cuando mi papá me contó qué sintió al ver una película a colores por primera vez, se estaba creando algo. Cuando mi amigo Jaime me llamó para que lo visite pensé que era para jugar Atari (que era el único afortunado del barrio en tener) lo que vi no me lo esperaba, el control era como un accesorio extraterrestre con más de 2 botones, los cartuchos eran grandes y delgados y la consola parecía una nave espacial con su escotilla para meter los juegos y tenía hasta una pistola (!) cuando lo encendió conectando el viejo RF Adapter (¿lo recuerdan?) y colocó el cartucho de Super Mario Bros. descubrí que era lo que quería hacer el resto de mi vida, y es que escuchar su música, tardar una semana en llegar al final del nivel 1-1 y descubrir que había más aún, ver que habían poderes y habilidades, atajos y enemigos de diferentes clases, que mis habilidades con el control mejoraban, que había una técnica y que el juego te compensaba por ello, y poco a poco vi mundos subterráneos, aprendí a nadar (algo muy difícil al inicio) y que había un castillo con un dragón (que si lo parecía no como los de Atari) y al llegar a él no supimos que hacer pero seguíamos jugando, pues la palabra frustración no existía en nuestro vocabulario (el salir y comprar otro juego no era posible) teníamos que aprender o rendirnos, ¡¡¡y cuando supimos qué hacer con el dragón había una princesa!!! Bueno, un honguito en realidad, pero había alguien que nos decía que la princesa existía. Creo que nos tomó un par de meses en pasar el nivel 1-4 y ¡oh sorpresa! Había otro mundo y poco a poco fuimos descubriendo que había más y más…
Shigeru Miyamoto creó un mundo que generó un impacto en todas las generaciones de jóvenes y salvó una industria al renovarla. Es la razón por la que hoy todos nos “enviciamos” con un Winning Eleven, un Metal Gear o con un Final Fantasy. Es la razón por la que muchos tenemos un escape, una afición (o una pasión) y un blog o una revista, convirtió un juguete para niños de los 70´s y 80´s en una industria que crea, innova y se reinventa, nos demostró que la excelencia se logra en todo aquello que nos propongamos (hasta en un juego). Por todo esto, por todo lo que hay y lo que está por venir: ¡gracias Mario!
Las Secuelas:
Super Mario Bros. 2
Con la primera secuela hay una gran confusión y es que las versiones para Japón y para el resto del mundo son diferentes, vamos en orden cronológico.
El Super Mario Bros 2 original fue lanzado en Japón 2 años después del primer juego y se hizo con la misma plataforma (gráficos, sonidos, etc.) que el original. La intención de ésta secuela fue hacer un juego más difícil para aquellos que ya dominaban el primer Mario, no sólo había mas enemigos, también habían hongos venenosos, zonas de atajo que te hacen retroceder y muchos elementos más. No es para los débiles de corazón y es con éste argumento que no lo publican en America, por la elevada dificultad.
Secuela japonesa de Super Mario Bros. (izquierda) y su adaptacion Americana en Super Mario All Stars (derecha)
Tuve la oportunidad de verlo cuando ya abundaban las imitaciones del NES y las imitaciones de juegos por lo que no le tomé atención, pues pensé que era otro “Mario bamba” de los que ya abundaban, como el de Los Picapiedras, que cambiaba la cabeza de Pedro por la de Mario y así hubo muchos más.
La secuela para America se llamó Super Mario Bros 2 (doh!) y mostraba a Mario con un rábano (¿?) en la mano. El juego era bastante difícil también, pues suponía un cambio en la modalidad de juego, nuevos personajes, y una historia bastante inusual. El juego original se llamó en Japón Doki Doki Panic y se lanzó debido a la demanda por todo lo que fuera Mario. El juego no era malo, era diferente. Aun así desanimó a muchos que esperaban más de lo mismo o no querían jugar con la princesa u honguito, de aquí nos quedamos con muchos bichos para los futuros Mario y sus spin-off, como los enmascarados Shyguy o el dragón con moño que bota huevos de la boca: Birdo.
Super Mario Bros. 3
Ya en el barrio nos habíamos convertido en expertos en Super Mario 1 y Mario 2, cuando vimos en una revista que le mandaron a mi amigo Jaime (¿ya mencioné que era el único afortunado del barrio?) que había un nuevo Mario no sabíamos qué esperar, pues del 1 al 2 había una diferencia radical en el modo de jugar, hasta que le llegó el nuevo título.
El look del juego era distinto, en parte se debe a los mejores gráficos, es obvio, pero la nariz de Mario y su figura mostraban una redondez a la que me costó acostumbrarme (mas pulida aún que la de Mario 2). Pero todo era cuestión de acostumbrarse, una vez más Miyamoto nos tomaba por sorpresa. Aprendimos a volar, a ponernos trajes especiales, hasta de Hammer Brother (arroja martillos) y el más querido: el tanooki (¡que se convertía en estatua!). Aprendí a guardar ítems y poderes para niveles difíciles y a jugar minijuegos para ganar vidas, subí a barcos voladores y vencí a los hijos de Bowser uno a uno. Fuimos a mundos temáticos y mi favorito era el mundo de los gigantes (¡espectacular!) nunca antes visto en un juego, los controles una vez más eran perfectos para TODO lo que podíamos hacer sólo con 2 botones.
Sin miedo a equivocarme, afirmaría que se reinventó un género (que ya se estaba plagando de clones), no solo agregando gráficos o melodías, o poderes por montones sino que refinó la “jugabilidad”, hizo que el juego sea un reto pero no algo frustrante.
En USA y el resto de America tardó casi 2 años en llegar (se lanzó en 1990) desde su aparición en Japón y fue promocionado antes de su venta en la película “The Wizard” con Fred Savage (de los Años Maravillosos), lo cual lo impulsó más aún a batir todos los records de ventas.
Las Mini Secuelas:
Super Mario Land
Recuerdo haber tenido este juego, aquí no aparecen ni Luigi, ni Bowser, sólo aparece (para variar secuestrada) la princesa, quien en esta ocasión ni era Peach. También es la primera vez que se sube a un submarino, y cual shooter, le dispara a todo lo que se mueva. El juego es bastante entretenido a pesar de ser un mini-mario. El Game Boy fue un éxito y éste es uno de sus juegos bandera al ser uno de los Mario más vendidos.
Super Mario Land 2: 6 golden coins
Este es un mini-mario 3, hay mini-games, se puede volar con una zanahoria, y aparece Wario por primera vez como un boss que quiere dominar Mushroom Kingdom (al menos no quiere secuestrar a la princesa) y Mario tiene que reunir las 6 monedas doradas para poder entrar al castillo que Wario ha tomado. Honestamente, nunca lo jugué.
Dato curioso: Los Mario de Game Boy fueron creados por Gunpei Yokoi (creador de Metroid), no por Miyamoto.
Conclusión
Es en esta sencillez que radica el éxito de Mario, en la simpleza con la que cualquier persona curiosa puede gustarle y en la cantidad de secretos que un buen jugador (por no decir vicioso) puede descubrir. Es con esta fórmula que renace una industria, pues les aseguro que si después del Atari hubiera existido cualquier otro juego, no habría nada de lo que hoy disfrutamos.
Así que prométanse a sí mismos esta semana, o mejor aún, hoy mismo, desempolvar el Nintendo o el Maxplay, el SuperNes o en la computadora abre tus emuladores (que sé que los tienes) que hasta para el Xbox o el PS2 hay también, y ni hablar del Wii (que con el Wii Ware nos trae toda la infancia de vuelta) y vuelve a rescatar a la princesa, vuelve a volar con la cola de mapache y vuelve a vencer a las tortugas y goombas del Mushroom Kingdom, que jugar Mario es como aprender a caminar, ¡¡¡nunca dejarás de hacerlo aunque tengas un auto o un avión!!!