O al menos eso es lo que concluye Alberto Posso, autor de un estudio para el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT) en Australia que se publicó el mes pasado en la revista International Journal of Communication, el cual concluye en que los adolescentes que utilizan videojuegos con frecuencia (usualmente catalogados como gamers) tienen un mejor desempeño en ciencias, matemática y lectura. En cambio, aquellos estudiantes que usan las redes sociales a diario logran peores notas en esas tres áreas, según el mismo estudio, basado en los datos de la última prueba PISA.
Aunque la investigación no constató que los videojuegos sean la causa del mejor desempeño, sí encontró una correlación que podría explicarse a partir de las habilidades que los chicos desarrollan al utilizar ciertos juegos online.
“Hay una correlación alta entre jugar más tiempo y obtener mejores notas, y viceversa: hay correlación negativa entre el uso de redes sociales y las calificaciones”, comenta Posso.
“Si asumimos que puede haber una relación causal, podemos pensar en ciertos juegos que, al requerir que los jugadores completen tareas difíciles, entrenan sus cerebros por ejemplo en el uso de lógica aplicada”, plantea Posso. Y marcó una diferencia con las redes sociales: “Las personas se la pasan comentando sobre diferentes cuestiones de modo superficial, sin tener que alcanzar metas, sin tener que solucionar problemas y, por ende, sin ejercitar el cerebro”.
El estudio del RMIT, basado en datos de más de 12.000 estudiantes de 772 secundarias en Australia, mostró que los alumnos que jugaban videojuegos por Internet casi todos los días obtuvieron 15 puntos por encima del promedio en las pruebas PISA de matemática y lectura, y 17 puntos por encima del promedio en ciencia. El análisis no discriminó qué tipo de juegos utilizaban los adolescentes, lo cual es un dato crucial, ya que no todos requieren los mismos esfuerzos cognitivos. Posso señala que “los juegos más populares en Australia durante el período de la encuesta y los exámenes eran los juegos online multijugador”, como League of Legends, World of Warcraft y DOTA.
Los MOBA tienen una amplia popularidad en jugadores jóvenes
La investigación también concluyó que los usuarios de Facebook y Twitter obtuvieron un puntaje un 4% por debajo del promedio. Cuanto más frecuente era la conexión, mayor era la diferencia. Los estudiantes que se conectaban diariamente a redes sociales sacaron en promedio 20 puntos menos en matemática que los que no las utilizaban para nada. “Los niños aprenden matemática o literatura con música, películas y también con videojuegos».
Por otro lado, Paul Howard-Jones, experto en Educación de la Universidad de Bristol, menciona que los videojuegos pueden influir sobre el desarrollo de destrezas basadas en habilidades de percepción visual y motriz básicas, más que en herramientas de razonamiento lógico complejo como las que se aprenden en la escuela. Howard-Jones reconoce que “tales destrezas también pueden contribuir con la eficacia en muchas tareas cotidianas en contextos de aprendizaje”.
Aún así, es necesario que la figura del maestro siga siendo clave en el proceso, ya que fija objetivos y acompaña en el proceso de aprendizaje. Los juegos y el aprendizaje involucran circuitos cerebrales diferentes, el primero por el irracional y el segundo por el racional; de modo que para que el videojuego sea una verdadera experiencia de aprendizaje, se necesita la intervención de un adulto que «haga consciente» aquello que se aprendió jugando. Sin ello, no se podría constituir como aprendizaje.
Además vale recordar que todo en exceso es perjudicial. Expertos recomiendan un mínimo de 2 horas a la semana, mientras que excederse de las 9 horas semanales constituye un predictor de bajo rendimiento académico.
Si deseas leer el estudio completo lo puedes ver en este enlace.
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