Sí, seguimos con la saga de películas de Pokémon. Honestamente, habiendo ya visto la segunda película luego de varios años, y habiendo escrito sobre ella, creía que había llegado al pico de esta franquicia, al menos en lo que se refiere a las películas. Después de todo, “Pokémon: la película 2000” es considerada por muchos fanáticos como la mejor entrega hasta ahora (ahora bien, el rol de la nostalgia en dicho nombramiento es bastante discutible). Y… bueno, digamos que estaba en lo cierto.
No quiero sonar como un disco rayado, pero “Pokémon 3: la película” es más de lo mismo. Como ya dije antes sobre las dos producciones anteriores: no es mala, es perfecta para los fanáticos de la franquicia, y los demás, posiblemente, se aburran y se desesperen. ¿Lo mejor? El tono del filme regresa un poco a la oscuridad de la primera cinta —lo cual podría ser una buena noticia o una terrible, dependiendo de qué le preguntes. ¿Lo malo? La animación sigue siendo tiesa, la trama sigue siendo genérica y previsible, y el producto en general, al igual que la primera cinta, se siente más como una extensión del anime, que como un largometraje hecho y derecho. Eso es algo que la primera secuela corrigió, y que esta nueva película, desgraciadamente, no se esfuerza en hacer.
El concepto base es suficientemente intrigante. Unos nuevos Pokémon legendarios —los Unknown— están convirtiendo los sueños de una pequeña niña en realidad; lo cual, curiosamente, no es algo tan bueno, considerando que los resultados son más como algo sacado de una pesadilla, que algo de ensueño. El punto es que estos Pokémon están comenzando a destruir el mundo o algo parecido, todo con la ayuda de un Entei que posee la personalidad del padre de la chica. Como deben imaginarse, Ash Ketchum y sus amigos se ven involucrados y deben salvar a la chica y salvar al mundo y blah blah.
Recontra previsible
Digo “blah blah” no por ser arrogante, si no porque la trama termina siendo tan previsible, que resulta casi imposible no aburrirse a la hora de ver la película. Si han visto alguna de las dos cintas anteriores, sabrán exactamente qué esperar de “Pokémon 3: la película” —el mismo tipo de peleas, el mismo tipo de narrativa, y hasta el mismo tipo de desenlace (aunque, siendo honestos, esta vez hay menos manipulación emocional, lo cual siempre se agradece). El segundo filme trató de arriesgar aunque sea un poquito en términos de tono, en términos de lo épica que se sentía la historia —en este caso, ni siquiera se animan a continuar con esos cambios.
En todo caso, al menos puedo apreciar el hecho de que esta vez no decidieron incluir tantos monstruos, como para darle un poco más de respiro a la trama tan sencilla con la que cuenta la película. Tenemos a los Unknown, tenemos a Entei, tenemos al Pikachu de Ash, tenemos una aparición sorpresa por parte de Charizard —quien a estas alturas, se supone que no estaba con él en el anime— y eso es todo. Esto podría decepcionar a algunos de los fanáticos más jóvenes, pero para quienes no disfrutamos de apariciones forzadas y monstruos innecesarios por todas partes, se trata de una buena noticia.
Quienes sí la sufren son el equipo Rocket. Relegados, esta vez, a lo que termina siendo poco más que un cameo glorificado, hasta llegan a romper la cuarta pared para preguntarse, exactamente, qué diantres hacen en esta película. Bueno fuera que se enteraran que no son los únicos en hacerse preguntas de ese tipo. En todo caso, me gustó el que la “villana” (uso ese término con mucho cuidado) de turno esta vez tenga una motivación un poco más personal, y el que Pokémons como Entei tengan personalidades un poco más definidas (sí, sé que, técnicamente no es el verdadero Entei, pero para efectos de esta historia en particular, cuenta). No es mucho, pero ayuda a que la cuestión no se torne demasiado tediosa.
¡Dejen de poner elementos en 3D!
A nivel visual, “Pokémon 3: la película” es un paso hacia atrás en comparación a “Pokémon: la película 2000”. La animación es más tiesa, los colores están más apagados, y el uso de los elementos en 3D está más fuera que nunca. Digo, si no tienen la capacidad de animar bien a sus personajes en 2D, ni siquiera deberían molestarse en incluir elementos en 3D —se sienten increíblemente fuera de lugar, como algo sacado de un videojuego para PS1 o algo por el estilo. La música es suficientemente épica o calmada —dependiendo de la situación— y el doblaje latino… bueno, ya saben qué esperar de él, si han visto los filmes previos o el anime. No está ni mejor ni peor.
“Pokémon 3: la película” es, posiblemente, una de las películas menos sorprendentes que podría analizar para esta columna. Es exactamente lo que los fanáticos podrían esperar de ella —ni más, ni menos. Eso sí, el corto que sirve como prólogo, protagonizado por Pichus —tranquilos; si no lo saben, es la preevolución de Pikachu— es adorable y tiene una gran banda sonora. El problema es que dura como 10 minutos, y el resto de la película te quita como 70 minutos de tu vida; no diría que son 70 minutos desperdiciados, pero ciertamente les recomendaría que encuentren algo más interesante que hacer con ese tiempo.