¡Al parecer estamos en una buena racha! Luego de una secuela bastante entretenida y, en ciertos sentidos, relativamente innovadora, me encuentro acá, escribiendo sobre “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico”, una película de la saga que…. ¿no es decepcionante? Es más, ¿es la segunda en no decepcionar, y coincidentemente (o de repente no tanto), también la segunda en la serie de X e Y? ¡Pues qué increíble! Al parecer, fue recién a estas alturas del partido que los creadores de estas películas por fin decidieron ponerse las pilas, y esforzarse, aunque sea, un poco más a la hora de concebir estas cintas. No es que sean obras maestras, ni nada por el estilo, pero en comparación a algunas de las más nefastas secuelas que me han tocado ver de esta saga… bueno, medio que sí lo son.
Tal y como lo sugiere el título de la película, la criatura más importante de esta historia es Hoopa, un Pokémon increíblemente poderoso que, encima, puede usar aros interdimensionales para hacer que otros Pokémon obedezcan sus órdenes. Es así que Hoopa decide aterrorizar un pueblo, pero felizmente la maldad contenida en su ser es detenida y atrapada, durante muchos años, con una Botella-Prisión.
Desgraciadamente, décadas después, un joven llamado Baraz recupera la Botella-Prisión y libera dicha maldad, la cual decide regresar al interior de Hoopa, quien en el presente es más un Pokémon adorable y bromista que otra cosa. Lo cual es una pena, porque cuando vemos al “nuevo” Hoopa por primera vez, todo lo que quiere hacer es robarle sus donas a s Ash y sus y sus amigos, pero una vez que la Botella-Prisión es abierta… bueno, medio que se imaginarán lo que pasa. Como siempre, nuestros protagonistas tienen que detener a esa poderosa criatura, quien aparentemente se dedica a destruir todo lo que se le cruza en el camino… pero involuntariamente. No solo hay que pararlo, si no también salvarlo.
Lo más interesante de “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico” es, lógicamente, el personaje de Hoopa. Estas películas no son conocidas por su sutileza; usualmente tenemos a los héroes y los villanos, siendo personajes como Mewtwo, por ejemplo, los únicos en tener una caracterización ligeramente ubicada en los grises, en vez de los blancos y negros. No obstante, resulta refrescante ver a un Pokémon como Hoopa, quien hace cosas malas no porque quiera, si no porque tienen una maldad interior que puede ser extraída y atrapada. No se trata de una innovación narrativa ni mucho menos, pero le otorga cierta oscuridad y complejidad a la película, que usualmente no vemos en las entregas de esta saga.
Adicionalmente, ayuda el que Hoopa sea considerablemente adorable cuando no está andando por ahí, destruyendo pueblos y pasándola mal. El contraste entre su personalidad regular y su personalidad maligna es palpable, y ayuda a que uno realmente se preocupe cuando la Botella-Prisión es abierta y todo se va al diablo. Además, también ayuda el que los personajes realmente parezcan sentir cariño por Hoopa —la relación entre el Pokémon y Ash y sus amigos es sorprendentemente emotiva, lo cual hace que uno empatice más con ellos, y por ende, que la trama resulte ser más interesante y tensa. Uno jamás debe subestimar a los niños —que ellos sean el público objetivo de una película no quiere decir que uno no pueda insertar temas o caracterizaciones, aunque sea, un poquito más complejas, como se hizo en “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico”.
En lo que se refiere a la acción, “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico” es un poco más espectacular que la película anterior. Las batallas entre Pokémon legendarios son suficientemente atractivas a nivel visual, y aprovechan muy bien sus poderes. De repente los enfrentamientos no son particularmente largos —porque son caros de animar, me imagino—, pero están lo suficientemente bien hechos como para que uno sienta que valió la pena ver la película. Las Mega Evoluciones, por ejemplo, lucen muy bien, y los actos de destrucción de Hoopa hacen que ciertas escenas tengan consecuencias más palpables de lo que uno se hubiera imaginado inicialmente.
Al igual que su predecesor, “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico” está bastante bien animado. No luce increíble, pero definitivamente se trata de una de las mejores entrega de la saga a nivel visual. Las animaciones de los personajes y las criaturas son fluidas, los elementos 3D le otorgan algo de espectacularidad a la historia sin sentirse demasiado fuera de lugar, y los fondos están pintandos de manera muy detallada, a pesar de no moverse demasiado. “Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico” es una película correcta en lo que se refiere al aspecto técnico; no luce ni barata, ni como una producción millonaria Hollywoodense.
“Pokémon: Hoopa y un Duelo Histórico” terminó siendo una grata sorpresa. Honestamente, al principio pensaba que la película anterior terminaría siendo más una excepción que la regla, y que esta nueva secuela terminaría decepcionándome, como tantas otras, pero felizmente ese no fue el caso. Visualmente es bastante competente, los personajes son menos decepcionantes de lo esperado, la acción es tensa, y más importante, el Pokémon Hoopa es desarrollado de manera tierna e intrigante, como para que uno pueda empatizar con él. Como siempre, debo mencionar que no es una película para quienes sepan poco o nada de los Monstruos de Bolsillo, pero para los fanáticos, se trata de una sólida, emotiva y entretenida secuela.