Si tenía algunos recuerdos, algo difusos, de mi visionado en cines de la primera película de Pokémon, de “Pokémon: la película 2000” recuerdo bastante más. Estoy casi seguro que la vi en el UVK del centro comercial El Polo —un cine ahora difunto— y que fui con mi papá y mis abuelos. ¿Qué habrán opinado ellos de la película, considerando que no eran parte del público objetivo, y que simplemente me estaban acompañando debido a mi obsesión con la franquicia? Ni idea. Pero al menos no salieron molestos ni se quedaron dormidos, lo cual siempre es una buena señal.
Pero más importante: ¿qué opinó mi “yo” de nueve años de la película? Pues de lo que recuerdo, el filme me gustó bastante. Me pareció más entretenida que la primera entrega, me pareció que la animación lucía mejor —hey, uno puede darse cuenta de esas cosas a esa edad, aunque no lo crean— y me encantó que incluyeran más Pokémon nuevos que en la cinta anterior. De hecho, por comprar la preventa de entradas, te regalaban una carta brillante de Mew… la cual perdí hace unos años. Supongo que así es la vida.
Pero bueno, ahora que he vuelto a ver la película luego de varios años, siendo un adulto, y siendo un fanático de la franquicia —sin llegar a ser un obseso, como lo era cuando era menor—… pues, digamos que no es ninguna obra maestra. Eso sí, se trata de una clara mejoría en relación a la primera cinta; se toma menos en serio a sí misma, la animación es de mayor calidad —aunque los elementos en 3D siguen viéndose muy fuera de lugar— y la trama, aunque igual de sencilla, se siente más épica, más importante. Sí, está llena de clichés y es ridículamente previsible, pero al menos capta más la atención que la narrativa del primer filme.
Otro Elegido
Nuestro protagonista, como siempre, es Ash Ketchum, quien en esta nueva aventura se entera de que es El Elegido, debido a una profecía Pokémon legendaria (sí, en serio). Obviamente esto nunca lo vuelven a mencionar en ninguna otra película o en el anime, pero qué se va a hacer. El punto es que un genio maligno, quien viaja es una fortaleza voladora (por qué no) se ha dedicado a capturar a los tres Pokémon legendarios (de la primera generación): Articuno, Zapdos y Moltres. Y ahora quiere encontrar al legendario Lugia. Con sus amigos, Ash tiene que viajar a las Islas Naranja para detener a este villano, salvar a Lugia, y recuperar el balance del mundo, o algo por el estilo.
Para un fanático de los juegos y el anime, lo más atractivo de “Pokémon: la película 2000” (curioso título, considerando que se estrenó en 1999) era ver algunos de los nuevos Pokémon de los juegos Gold y Silver, como Lugia o Slowking (este último habla en la película, por razones que nunca son explicadas). Evidentemente esto le otorga una fecha de vencimiento bastante fija a la película —después de todo, muchos de los elementos novedosos de la película son, hoy en día, irrelevantes. Por ende, al final del día, uno tiene que evaluar a “Pokémon: la película 2000” simplemente como eso… una película.
Y considerando eso, hay que admitir que esta vez se esforzaron más que con la primera cinta. La animación es más fluida, los colores son más vibrantes, y aunque los elementos en 3D todavía parecen pertenecer a otra producción, al menos lucen un poco más realistas. El diseño de los personajes, así como sus actitudes y, por supuesto, las voces de los monstruos de bolsillo, son todo lo que uno esperaría de una producción basada en el anime de Pokémon; supongo que si saben poco o nada sobre la franquicia, estarán increíblemente perdidos… pero en ese caso, ¿por qué se armarían a ver la película?
¿Donna Summer?
La trama, al menos, trata de mantener un tono épico, con toda la cuestión de la profecía, el elegido, un villano megalomaníaco, y una banda sonora que incluye una canción original de Donna Summer (!!!), y música incidental bastante pegajosa. Trataron de darle un tratamiento más de blockbuster a la película, como para que se sienta más cinematográfica y no tanto como una simple extensión del anime para televisión, y aunque no llegaron a cumplir del todo con su cometido, se aprecia la intención. Después de todo, son estos elementos los que podrían evitar que los padres que acompañen a sus hijos a ver la película se queden dormidos.
Al final del día, como historia, como filme, “Pokémon: la película 2000” no es un éxito rotundo. Muchos de los diálogos son cursis, buena parte de los chistes no funcionan —aunque esto se podría deber más que nada al doblaje— y la animación, aunque superior a lo visto en la primera entrega, se sigue viendo algo barata. Pero la historia es más épica e intrigante que la de la cinta anterior, ¡y esta vez no tratan de meternos un mensaje antiviolencia por la garganta! “Pokémon: la película 2000” es el largometraje perfecto para los fanáticos de la franquicia… y para nadie más. Considerando que voy diciendo más o menos lo mismo ya de dos películas, dudo que las cosas vayan a cambiar para la tercera (o la cuarta, o la quinta, o la sexta…)
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