El meme “las películas de videojuegos son malas” viene de los años 90, y pocos exponentes son tan fieles a este estereotipo como Street Fighter: La última batalla. Este filme que fue estrenado en 1994 recaudó más de 100 millones de dólares costando 33 millones para producir, lo cual lo convirtió en un éxito en taqulila. Pero la crítica le dio duro, y ahora sabemos por qué.
Una serie de revelaciones sobre esta película publicadas por el medio inglés The Guardian revelan que Jean Claude Van Damme, el protagonista de Street Fighter: La última batalla y quien daba vida a Guile, consumía hasta 10 gramos de cocaína diarios, lo que equivalía a 10 mil dólares de droga a la semana.
Por supuesto, esto perjudicaba su trabajo ya que muchas veces no podía grabar por sentirse enfermo, y se peleaba con el director y los actores. Esto, a pesar de que el estudio le había puesto un “chaperón”, pero que también era una mala influencia para el actor.
Otra revelación afirma que Van Damme costó tanto dinero en este filme, que casi todos los demás actores tuvieron que ser novatos o “muy baratos” para que cuadren los costos. No pudieron terminar de grabar todo en las 10 semanas que tenían asignadas, por lo que en un momento, el director simplemente arrancó unas páginas del guión y dijo “volvemos a estar a tiempo”.
Capcom también intervino más de la cuenta en la producción y filmación de Street Fighter. Por ejemplo, para contentar a la compañía que quería un actor japonés en el papel de Ryu, tuvieron que crear a un personaje nuevo: Capitán Sawada, que solo aparece en esta película. En una escena de lucha de espadas entre Ryu y Vega, el actor de Ryu no había sido instruido en el manejo de la espada, por lo que tuvo que utilizarla sin entrenamiento. Y se trataba de una espada real afilada, no de utilería.
Y terminando de grabar Street Fighter: La última batalla, todos los huecos y fallas ameritaron varias reediciones y cambios que terminaron malogrando la coherencia del filme. Incluso para poder establecer el rating de la película como para mayores de 13 años, tuvieron que quitar más y más secciones, pero al final quedaron con un filme «apto para todos». Y para que vuelva a ser PG-13, añadieron una sola frase de Van Damme con un lenguaje «inapropiado».