Con sus geniales fondos, sus llamativas animaciones y su gameplay satisfactorio, hay mucho que respetar de Slain: Back from Hell
Ha habido todo tipo de juegos de plataformas en la historia de los videojuegos. Los juegos de Kirby han sido siempre juegos coloridos y llenos de vida. Juegos como Sonic se enfocan en la velocidad y mantener al jugador en movimiento. Limbo e Inside se enfocan en sus puzzles y en el ambiente que rodea a toda la aventura. Hasta juegos como Ducktales y Castle of Illusion tienen su propia esencia, llevando al jugador a los mundos de Disney. En este sentido, la magia de Slain: Back from hell es que es el primer juego de plataformas metalero.
Parecido a Volgarr the Viking, en Slain: Back from Hell el objetivo del jugador es utilizar su espada y sus proyectiles para llegar al final del nivel. A través del nivel, el jugador encontrará puntos en los que puede volver a aparecer si se muere en el camino. Y si juegas Slain, vas a morir bastante. Los niveles están llenos de trampas que matan de un solo golpe, así que deberán estar atentos y navegarlos con mucho cuidado. Cada uno de estos termina con un jefe, de los cuales muchos son batallas satisfactorias y llevan a momentos intensos.
Para la suerte de Slain: Back from Hell, su estética complementa a la violenta expreriencia de forma perfecta. La animación de los personajes es fluida, pero los fondos capturar el ambiente que los desarrolladores quisieron capturar. Toda la experiencia, desde sus canciones de metal hasta sus enemigos demoníacos y fondos agresivos, comunica metal como ningún juego lo ha hecho.
Sin embargo, este título tiene problemas. Algunos jefes no son divertidos de luchar, los niveles a veces son demasiado largos y las opciones de combate en si no son muy diversas. Es un buen primer esfuerzo, pero muchos aspectos de este dejan bastante que desear.