La famosa “maldición” de las adaptaciones cinematográficas de videojuegos. Aparentemente, es prácticamente imposible hacer una película verdaderamente satisfactoria a partir de este material, ya sea por la cualidad inherentemente interactiva de un videojuego —el chiste de un juego es que el gamer toma el control, él o ella toma todas las decisiones y realmente vive la experiencia—, o porque los cineastas Hollywoodenses eligen las peores franquicias para adaptar (¿quién realmente se muere por ver una película de “Rampage”?) Sea como sea, es uno de los mayores retos que Hollywood todavía no parece ser capaz de conquistar, y que cada nueva adaptación para estar dispuesta a desafiar.
El último par de años, fueron las prometedoras —pero desgraciadamente decepcionantes— “Warcraft”, del talentoso Duncan Jones (“Luna”), y “Assassin’s Creed”, la cual desperdició a mucha gente capaz, tanto frente a cámaras (Michael Fassbender, Marion Cotillard), como detrás de las mismas (Justin Kurzel, director de la notable “Macbeth”). Este año, le toca a Lara Croft, en una nueva adaptación de “Tomb Raider”, esta vez protagonizada por la ganadora del Oscar Alicia Vikander. ¿Podrá la saquea-tumbas por fin romper con la supuesta “maldición”, entregándonos a una digna sucesora no solo de las películas de Angelina Jolie (una divertida, una terrible), si no de los nuevos videojuegos de Square-Enix?
No realmente. Eso sí, debo admitir que claramente se esforzaron; “Tomb Raider” se ve cara —los efectos visuales y el diseño de producción son bastante impresionantes— y Vikander se toma el rol muy en serio, pero el guión y la dirección no son lo suficientemente competentes como para convertir a la cinta en una experiencia completamente satisfactoria. Sabes que estás en problemas cuando “Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida”, un filme de casi cuarenta años de antigüedad, tiene mejores trampas, puzzles y secuencias de acción que tu producción del año 2018. Hace rato que deberíamos haber superado al buen Indy, con toda la tecnología y recursos que se tienen hoy en día, pero supongo que Spielberg es Spielberg… y Roar (!) Uthaug no está ni cerca de ser tan talentoso como el Rey Midas de Hollywood.
Los orígenes de Lara
“Tomb Raider” nos cuenta la Historia de Origen, por así llamarla, de Lara Croft (Vikander). Al comenzar la película, a vemos trabajando como una repartidora en bicicleta, aceptando carreras ilegales y entrenando como boxeadora en un gimnasio que casi no puede pagar. A pesar de ser la hija de un millonario —y desaparecido— Lord aventurero, Richard Croft (Dominic West), se niega a aceptar su herencia, por más de que una vieja amiga de su padre, Ana Miller (Kristin Scott Thomas) le pida que firme los documentos respectivos.
No obstante, luego de descubrir una pista que podría llevarla a averiguar lo que pasó con su padre, convencerá a un borracho capitán de barco en Hong Kong, Lu Ren (Daniel Wu) de llevarla a una misteriosa isla, en donde la maligna corporación Trinity se ha establecido. Una vez ahí, se encontrará con el despiadado Mathias Vogel (Walter Goggins), quien está continuando con la investigación de Richard Croft, tratando de encontrar la ubicación de la antigua tumba de una reina japonesa. De ser descubierto, el sarcófago podría acabar con el mundo, por lo que como deben imaginarse, Lara es la única esperanza que le queda a la humanidad.
Primero lo primero: Alicia Vikander es una excelente Lara Croft. Sé que muchos se han quedado con la versión de los primeros juegos, en donde Croft era una mujer más experimentada y voluptuosa —todos recuerdas sus senos piramidales en los primeros juegos—, pero esta versión del personaje está basada en la Lara de los nuevos juegos, del reboot. Y considerando eso, Vikander hace un muy buen trabajo, construyendo a Lara como una chica que recién está aprendiendo a desenvolverse en el mundo. Ágil, fuerte —Vikander desarrolló bastante músculo para el rol, y decidió realizar la mayoría de sus acrobacias peligrosas— y valiente, esta Lara resulta ser un protagonista con el cual es fácil identificarse.
Editada con hachazos
De hecho, ayuda el que no sea una superheroína; no siempre gana sus peleas, y usualmente sale bastante malherida de la mayoría de escenas de acción. Es una protagonista vulnerable quien, de la misma manera que Indiana Jones, logra sobrevivir gracias a su físico y a su cerebro, pero luego de sufrirla bastante. Consideren, si no, la primera vez que mata a una persona; se trata de un momento verdaderamente aterrador que no muchas películas de acción —y mucho menos adaptaciones de videojuegos— se animarían a presentar de manera verosímil. Lara no es una asesina, pero tendrá que convertirse en alguien más frío, más brutal, para sobrevivir y poder escapar de la isla.
Lamentablemente, Vikander es decepcionada por un guión absurdamente previsible, el cual se desarrolla exactamente de la manera en que uno esperaría. Casi no hay sorpresas en “Tomb Raider”, a menos que cuente el hecho de que se demoran demasiado en llegar a la tumba y saquearla. La relación entre Lara y su padre es cálida —aunque algo cliché—, y las escenas en donde nuestros protagonistas tienen que sortear puzzles y trampas en la tumba son divertidas, pero a la vez, tampoco son nada que no hayamos visto antes. No puede que ser que casi cuarenta años después, “Tomb Raider” nos presente los mismos pisos con clavos y las mismas baldosas que sirven de botones que en “Los Cazadores del Arca Perdida”; definitivamente estaba esperando algo más original y novedoso.
Tampoco ayuda el que Uthaug y compañía editen las secuencias de acción hasta la muerte. Si Vikander se ha tomado el trabajo de entrenar, desarrollar músculo, y realizar sus propias acrobacias, lo mínimo que podrían hacer sería enseñar las mismas con claridad, pero ese no es el caso. Cada escena de violencia o de peligro está compuesta de planos cerrados, tomas cortísimas, cambios de tiro de cámara desorientadores, y cámaras nerviosas. Puede que Uthaug crea que esto desarrolla tensión, pero para mi, es todo lo contrario; convierte a estas escenas en momentos indescifrables y decepcionantes. Vikander hace lo que puede para venderme el peligro y el suspenso cada vez que puede, pero el estilo visual del filme la defrauda.
¿Qué pasó con Walter Goggins?
Al menos los efectos visuales son bastante impresionantes —consideren la escena del avión en la cascada—, al igual que el diseño de arte —la tumba luce antigua, sucia y muy creíble. Además, la música de Junkie XL (“Mad Max: Furia en el Camino”) complementa muy bien a la acción y la historia, otorgándole algo de la intensidad que Uthaug parece no estar interesado en desarrollar. “Tomb Raider” es una cinta que luce bien y que se escucha bien, pero que debió ser editada de manera más calmada, enfocándose más en el suspenso y la emoción que en la espectacularidad, o las recreaciones de secuencias del videojuego.
Siendo Vikander la que resalta más, el resto del reparto no logra sorprender mucho. En un inicio, parece que el Lu Ren de Daniel Wu se convertirá en el compañero de aventuras de Lara… pero ese no es el caso. No tiene mucho qué hacer en la isla, pero Wu al menos tratar de darle algo de carisma al personaje. Walter Goggins es plano como el villano de turno; una interpretación más exagerada (piensen en su personaje en “Los ocho más odiados”, de Tarantino) hubiese ayudado. Dominic West es creíble como Richard Croft, y actores de la talla de Kristin Scott Thomas y Derek Jacobi (!) no tienen más que cameos glorificados. Asumo que sus personajes tendrán roles más importantes en la secuela (si es que se lleva a cabo).
“Tomb Raider” es una película de aventuras adecuadamente divertida; las actuaciones son sólidas —especialmente la de Vikander, fuerte e intensa—, los efectos visuales son cumplidores y la historia es entretenida pero previsible. Sin embargo, considerando lo baja que está la valla en lo que se refiere a películas basadas en videojuegos, hubiera podido ser mucho más; con un poco más de esfuerzo, es decir, con un guión más original y ambicioso, con una dirección más confiada y estilizada, con una edición menos hiperactiva, con más suspenso, y con un villano más intimidante, “Tomb Raider” hubiera podido ser la primera película en romper con la famosa “maldición” de películas basadas en videojuegos. Sin embargo, ese no fue el caso, y dudo que “Rampage” (ja) vaya a hacerlo.